Carola, la princesa Soraya muradana que reinó en el comercio y vivió para los demás

BARBANZA

Carolina Iglesias murió este miércoles en Muros a los 86 años
17 abr 2025 . Actualizado a las 17:01 h.Cuando se habla con la familia de alguien que acaba de fallecer, a menudo no saben qué decir del ser querido al que han perdido. Pero poco a poco van aflorando recuerdos que apartan la tristeza para dibujar sonrisas, para fijar en la memoria todo lo bueno que esa persona fue. Y en casos como los de Carolina Iglesias Lado, Carola, eso que tenía de bueno es mucho, porque, con una pizca de mal genio y todo, fue una mujer que vivió entregada a los demás en todas las facetas de su vida.
«Carola foi moi especial», contaba uno de sus sobrinos, emocionado por la despedida que le brindaron sus vecinos de Muros: «Non faltou ninguén do barrio, viñeron todos para despedirse dela, todo o mundo se volcou», explicaba agradecido. Será que mujeres como Carola dejan huella. Ella lo hizo con su incansable labor a favor de los más desfavorecidos, con su inquebrantable compromiso con causas sociales de todo tipo, con su manera de volcarse en ayudar a los demás. Y lo hizo también como emprendedora y comerciante. Lo saben bien quienes fueron sus clientes en Calzados Carola, una zapatería de la plaza de O Cristo en la que lo mismo vendía un par de botas, que zurcía un jersey o bordaba una chaqueta.
«Tiña unhas habilidades innatas e sempre foi unha muller con iniciativa», relataban sus familiares. Tanto es así que ella misma se encargaba de arreglar los zapatos de sus clientes para que les quedaran perfectos, porque el suyo era mucho más que un comercio y trataba a quienes cruzaban su puerta como lo que eran, amigos y vecinos a los que ayudar, y muchos llegaban de fuera de la propia villa muradana.
Otra de sus cualidades era la coquetería, le gustaba arreglarse, y además tenía una belleza también innata que llevó a que sus vecinos acabaran llamándola Soraya, en referencia a la princesa Soraya de Persia.
Su dedicación a cuanta causa social apareciera en su camino hizo de ella una institución en Muros muy apreciada, a pesar de que «era unha muller con moito carácter, pero era Carola, a ela perdoábanselle os seus arranques de xenio».