Mientras estamos ocupados con auditorías sobre si hubo una trama para que Israel recibiera la máxima puntuación en ese tablero de ajedrez político que siempre ha sido el festival de Eurovisión o sobre conspiraciones que acaban en apagones y en trenes parados durante horas, los bolsillos de la casi extinta clase media son cada día más pobres y los servicios esenciales avanzan hacia la testimonialidad.
La atención se vuelve imposible en centros de salud precarios de médicos o con pediatras que desde Carnota deben cubrir la ausencia por baja de la profesional de Muros. Eso cuando los facultativos no ven incrementadas sus horas de trabajo.
Mientras estamos ocupados no solo parece claro que Ribeira nunca tendrá un cuarto juzgado, sino que el propósito es centralizar en Santiago los casos de violencia de género. Todo sea por favorecer al ciudadano.
Entumecida la mente por destellos fugaces que son como el azúcar de la comida rápida no repara en que el mundo más cercano se desvanece. La flota local mengua, vendida por la dificultad de mantener los barcos y el futuro de la que ha sido arteria económica de la comarca está bastante en peligro. Las lonjas están, falta el producto que las mantenga vivas. Los puertos comerciales languidecen a la espera de mercantes
De igual forma, la cadena de bajos en alquiler o venta que no encuentran quien levante la verja va en aumento, basta darse una vuelta por las que antaño fueron dinámicas calles comerciales en varios municipios para contemplar la desoladora imagen.
Pero no nos despistemos con estas cosas.