Sin ataúd

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

Imagen de archivo de una biblioteca
Imagen de archivo de una biblioteca Sandra Alonso

25 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El día en el que uno deja de planear cosas, un leñador comienza a talar el roble del que extraerán la madera de su ataúd. Con ese pensamiento vi el anuncio de la convocatoria del duodécimo Concurso de Poesía Albariza de Artes, ya he dicho varias veces que es el certamen literario con más arraigo popular al que he acudido. Y la poesía necesita eso más que nunca, despojarse de artificiosas intelectualidades y cosplays de malditismo y volver a la raigambre de nuestra voz colectiva. La poesía es del pueblo.

Entre los pequeños huecos de la vida que nos deja el trabajo, el estudio, un bebé y el entrenamiento físico contra la IA, saco unos minutos para escribir. Suelo ir a la biblioteca y me pongo Metallica, ahí intento preparar los textos de los pocos concursos a los que me presento anualmente, son pocos pero pierdo muchos.

Sacrifico lo que menos tengo: tiempo, en pos de un sueño de juventud que cada vez queda más lejos. Y, sin embargo, aquí sentado en la biblioteca, sé que el día en que muera no echaré de menos grandes acontecimientos, sino el humo del café mientras pienso el primer verso. Las diminutas sensaciones; taparse mucho en invierno, el 69 en la charcutería.

Anímense a participar en el Concurso de Poesía Albariza. Joan Fuster decía que morir es dejar de escribir. Y yo todavía tengo ganas de escribir, de planear con la urgencia del que sabe que todo es frágil, con la suerte del que se siente pasajero mientras broten las palabras… todo forma parte del mismo plan: seguir soplando, pues el roble de mi ataúd todavía es —apenas— una semilla que lleva el viento.