A quien lo esté pasando mal hoy le hablo: hay que moverse. Si el pensamiento oscuro se nos sienta al lado hay que levantarse y romper el círculo.
09 oct 2025 . Actualizado a las 18:54 h.Sin nombres y con sumo respeto quisiera pararme un segundo a reflexionar sobre el aumento de muertes por suicidio en nuestra zona. Durante épocas malas pensar en la muerte puede ser un bálsamo, pero es un bálsamo peligroso y adictivo. El suicidio es un acto individual que tiene mucho de social, de corrientes colectivas que condicionan al individuo.
Es difícil conservar la lucidez en España, ver claro cuesta caro. Un país donde la soledad es un impuesto más, donde la salud mental es un test de Instagram, donde todo el mundo finge tener un plan pero cada noche se acuesta con el alma en números rojos. Hay algo en nuestra sociedad pudriéndose de ruido y desarraigo. Te enseñan a producir, no a soportar el vacío. Quien no pueda, no encaja. Quien no encaja, sobra.
Pantallas, ansiedad, el salario fundido en una semana, y vuelta a empezar. Vuelta a la rueda de hámster hasta que te jubiles y estés tan cansado y quebrado que tu mujer y tus hijos te resulten desconocidos. Nos da miedo molestar, nos da vergüenza estar mal. Seguimos fingiendo que todo va bien, que mañana será distinto.
A quien lo esté pasando mal hoy le hablo: hay que moverse. Si el pensamiento oscuro se nos sienta al lado hay que levantarse y romper el círculo. Llama por teléfono. Cambia de objetivos. Llora sin culpa. Dile a ese pensamiento con firmeza: ¡No!
Y, sobre todo, amanece vivo. El sistema tiembla cuando quiebra a alguien y aún así no lo aplasta. Mañana saldrá el sol sobre la ría, como siempre, pero habrá algo igual y distinto: tú sigues aquí. Y eso, aunque nadie lo sepa, ya es una victoria.