En Barbanza nos pasa con los presupuestos de la Xunta como a la inmensa mayoría de los que juegan a la lotería de Navidad, después de la desilusión con los premios gordos esperan con ansia el periódico del día siguiente para ver si cae una pedrea que enjugue las pérdidas. En nuestro caso —¡por fin!— la ambulancia medicalizada en el hospital comarcal.
Por población, a los concellos con asignaciones nos corresponderían 486 millones y nos despachan con poco más de 20 en inversiones y 22 en gasto corriente. Es decir, 444 (91,5 %) se lo quedan para los gastos conjuntos y derivar a otras zonas más agraciadas.
Esto empeora cuando comparamos nuestra inversión por habitante con la de las grandes ciudades: A Coruña se lleva 2.823 euros y Vigo 2.329. Nosotros una limosna de 219.
¡Si vamos al detalle en esa cantidad es para pillar una depresión! En la tercera edad invertirán 10,82 euros por habitante, en educación 11,90, en el mar de Arousa norte y Noia-Muros sur 16,94, en medio ambiente 32,75, en sanidad 44,65 y en infraestructuras 67,10.
Es decir, con un par de rondas de ¡seis cafés! se ventilan lo que invertirán en mayores, niños y jóvenes. Y con el tique de dos comensales, picando algo, lo de medio ambiente y sanidad ¡Van a invertir casi tanto en rehabilitación —no digo que no sea necesario— como en mar, centros de enseñanza y en residencias!
Política de continuidad: con colegios sin profesores, centros sanitarios sin profesionales ni medios, el marisqueo y la actividad pesquera caminando hacia el precipicio, las rías extenuadas, sin plazas en residencias, sin suelo industrial y con turismo de fiambrera.