«Hay noches que te cambian, como la primera en urgencias con tu hija»
30 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hay noches que te cambian, como la primera en urgencias con tu hija. Sábado cayó, llevó un golpe en la cabeza y a los treinta minutos comenzó a vomitar en gatillo. Cuando la vi caer sentí como si alguien derramara un vaso de agua helada por dentro de mí, noté mis órganos enfriarse de repente y en mi cabeza un minotauro entraba galopando en una cristalería. Todos los padres en urgencias se parecen mucho: todos tienen cara de cansados, cara de miedo, cara de «ojalá esto me pasase a mí y no a ella».
Tuvimos la suerte tremenda de que nos atendiera la doctora Sofía Suárez Alén. Ternura, humanidad y el acento vivo de la tierra en el fondo del corazón. Decía que nos comprendía porque ella también era madre, pero creo que tiene esa extraña grandeza de alma por la cual nos hubiera comprendido igual de bien si no lo fuera.
Nos hizo un globo con el guante e hizo reír a la pequeña. Llevaba la bondad puesta como quien se pone una bufanda. Quedó la niña unas horas en observación, decía «mamá» un poco quejumbrosa y nosotros tristes pero alegres. Le dieron el alta y fuimos a comer a casa de mi tía Oliva, la niña encontró una pandereta y nos tocó una muiñeira que a los vecinos sonaría como el mismo infierno, mientras a mí me parecía estar viendo a Pavarotti en éxtasis.
Hay noches que te cambian. Noches que duelen, días que curan, milagros con bata, hospitales, fronteras, pasillos, padres que rezan, miedo, esperanza… y un lugar azul, una luz tranquila cuando la fiebre baja, el llanto cesa y el mundo resulta, durante un instante, habitable. «Mamá», qué palabra tan bella.