Hay baño más allá de las playas de Barbanza

lucía eiras / A. L. RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

ADRIÁN GONZÁLEZ

Las cascadas se presentan como una buena alternativa ante la masificación de los arenales

13 jul 2020 . Actualizado a las 10:02 h.

Las cascadas son para muchas personas uno de los paisajes más bonitos que nos regala la naturaleza. El área de Barbanza alberga gran cantidad de estos rincones que, por magia y encanto, despiertan cada vez más interés. Sin embargo, algunas de estas fervenzas siguen siendo todavía grandes desconocidas para vecinos y visitantes, y en parte se debe a la dificultad que existe para poder llegar hasta ellas, porque los accesos suelen ser complicados y estar plagados de vegetación, y también falta una correcta señalización en los caminos. Además de la posibilidad de disfrutar de este espectáculo de agua, muchas de estas cascadas se convierten en la mejor alternativa a la playa, ya que algunas forman pozas naturales en las que poder darse un chapuzón. No en todas está permitido ni es recomendable, porque la fuerte caída del agua y la falta de profundidad obligan a extremar las precauciones.

 

Boiro, Cadarnoxo
Boiro, Cadarnoxo ADRIAN GONZÁLEZ

Boiro

Accesible. Con una caída de más de 30 metros, la cascada de Cadarnoxo salta varios escalones y forma una pequeña piscina en la que el chapuzón es posible, aunque no es lo más habitual. Tiene una gran ventaja frente a otras fervenzas de la zona: la accesibilidad. Se puede llegar prácticamente hasta la caída en coche, lo que facilita su visita. El interés que despiertan sus aguas es cada vez mayor entre la gente de distintas localidades.

  

Rianxo

Vegetación. El río Té forma un pequeño estanque de gran belleza natural que, además, cuenta con su propia leyenda. No destaca tanto por la altitud de la caída, sino porque esta poza está completamente rodeada de vegetación y porque existe una ruta de senderismo que se puede realizar siguiendo el discurso del cauce.

  

A Pobra, piscinas naturales
A Pobra, piscinas naturales Adrián González

A Pobra

Pozas. Las piscinas naturales del Pedras son las más conocidas, ya que el río pobrense dibuja un conjunto de pozas en las que el baño es casi una obligación. Pero no es el único reclamo de la zona, ya que en A Misarela se juntan las aguas del San Juan y del Barbanza, que forman a su paso una sucesión de cascadas separadas por rocas que muchos bañistas usan como toboganes.

  

Mazaricos, Locaia
Mazaricos, Locaia

Mazaricos

Tres cascadas. Son tres las fervenzas que podemos encontrar a modo de ruta en Mazaricos. La más conocida, la de Nuveira, tiene una caída de nueve metros y deriva en una poza que los más jóvenes empezaron a usar como piscina natural. Un reclamo cada vez más común por la belleza del lugar. Es una alternativa que no ofrece la de Chacín, de unos diez metros de altura, donde a pesar de formarse también un estanque, la fuerza de la caída del agua impide el baño. Por último, la cascada de Locaia, se caracteriza por tener dos saltos diferenciados. Está situada al lado de una ermita y se convierte en un sitio idóneo para merendar en familia.

  

Ribeira

Acceso complicado. La fervenza de San Amedio, en Ribeira, crea una poza que ofrece la posibilidad de bañarse, pero es de las más escondidas del Barbanza. A pesar de haber dos accesos disponibles, la vegetación es muy agreste, lo que dificulta el camino si no se conoce el lugar.

 

Porto do Son, fervenza de Ribasieira
Porto do Son, fervenza de Ribasieira ADRIÁN GONZÁLEZ

Porto do Son

Riqueza paisajística. La fervenza de Ribasieira, en Río Sieira, es una de las más importantes de la zona. Goza de un mirador que permite tener una visión desde arriba de la cascada desde una altura de diez metros. En la parte inferior, a la que se llega a través de un sendero, el paisaje es completamente diferente. Además, se ha diseñado una ruta de senderismo paralela de unos 12 kilómetros de recorrido

  

Lousame, Toxosoutos
Lousame, Toxosoutos ADRIÁN GONZÁLEZ

Lousame

Rodeada de historia. Un paseo entre carballos que rodean el monasterio de Toxosoutos lleva al puente que cruza el río de San Xusto. Monte, piedra, historia, saltos de agua y pozas conducen hasta el reclamo principal del lugar, la cascada, con más de cinco metros de caída.