Ni la lluvia frenó al pelotón en una jornada de bici y convivencia

BOIRO

Deporte y superación fueron el símbolo de la fiesta del ciclismo en Boiro

02 nov 2025 . Actualizado a las 19:50 h.

La inoportuna lluvia que se decidió a aparecer minutos antes de la salida hizo temer lo peor, pero quedó demostrado que nada frena al pelotón del Día da Bicicleta y centenares de personas tomaron la plaza de Galicia para participar en una nueva edición de la gran fiesta del ciclismo en Boiro. Fue, una vez más, una jornada de deporte, convivencia y superación, como reflejaban los rostros de satisfacción, sobre todo de los más pequeños, a su llegada a la meta tras completar un recorrido de más de 15 kilómetros.

La llovizna de primera hora fue un espejismo y nada más arrancar el pelotón el sol asomó entre las nubes. Algunos temían antes del inicio que el mal tiempo obligase a acortar el recorrido, pero no fue así. Cayeron un par de chubascos, pero no amedrentaron a los corredores. La actividad arrancó puntual, y mientras la cabeza del pelotón, que lideraban los chavales del Club Ciclista Barbanza, salía de la plaza de Galicia, todavía había participantes llegando al punto de encuentro. «Estivemos dubidando ata o último momento polo tempo, pero aquí estamos», contaba una familia justo antes de empezar a pedalear. Por la calle peatonal llegaba otra familia, con una niña de corta edad asegurada a una silla en la bicicleta de su padre: «Vamos, que xa non chove».

Fueron unos cuantos los que esperaron a última hora para decidirse a coger la bici. Otros, en cambio, no lo dudaron tanto y aguantaron estoicamente el chaparrón en la plaza antes de la salida. Finalmente, ataviados con cascos y chubasqueros, por lo que pudiera pasar, los participantes invadieron las calles del centro de Boiro formando una serpiente multicolor.

La seguridad

Llegaron primero a una calle peatonal prácticamente desierta en comparación con el bullicio que había a las puertas de la casa consistorial. En cabeza, los vehículos de Protección Civil y Policía Local, y las motos del club Boiromotos, atentos para cortar el tráfico en los cruces y permitir el paso del pelotón con seguridad.

Poco a poco, personas que tomaban café en las terrazas o que habían salido a comprar el pan se congregaban para ver pasar a los participantes. Muchos saludaban a los corredores, también había quien se asomaba a ventanas y balcones para dar ánimos, e incluso quien se unía espontáneamente a la carrera. Una niña de corta edad, demasiado pequeña para poder participar, ni corta ni perezosa de mezcló en el pelotón con su bici sin pedales mientras su madre corría detrás de ella: «O luns xa cha mando», le gritó bromeando a una de las integrantes del Club Ciclista Barbanza.

Y es que el Día da Bicicleta va precisamente de eso, de fomentar un estilo de vida saludable, y si de paso se despiertan vocaciones ciclistas, mejor que mejor. De hecho, había muchos niños pequeños con sus padres, que les animaban para avanzar, evidenciando una vez más que en la actividad promovida por el Concello de Boiro y La Voz de Galicia reina sobre todo un ambiente familiar. Algo que no está reñido con mantener un buen ritmo de carrera. En la calle peatonal el pelotón iba muy estirado, pero al enfilar la avenida de Compostela fue agrupándose y media hora después de la salida ya estaban todos los participantes reunidos en Agramuíña para retomar el recorrido y poner rumbo a Cabo de Cruz.

El cielo aguantaba sin derramar más agua, pero justo cuando el pelotón de disponía a salir de Abanqueiro hacia la línea de meta una fina lluvia volvió a regar a los participantes. Dio igual, ya quedaba poco y valía la pena hacer un último esfuerzo. A las 13.25, la cabeza del pelotón enfilaba ya la subida de la calle Robustiano Pérez del Río para acceder a la plaza de Galicia.

Era el último repecho, y los participantes lo completaron a buen ritmo, con un pedaleo alegre, sobre todo los más pequeños. Y al fin la meta. Entre quienes la cruzaron estaba Mauro, de solo 4 años, recién cumplidos, que completó el recorrido junto a sus padres y su hermano Leo, de 5, que llegó a la plaza pletórico de fuerzas a pesar del largo recorrido: «Ao final fixemos 16,5 quilómetros, que xa é para dous nenos tan pequenos», comentaba su padre, que aseguró que, pese a los chubascos, había sido una gran experiencia en familia: «Pensamos que ía ser peor co que chovía ás 10.30 horas, pero levouse ben».

Tampoco Xulia, que participó junto a sus padres, llegó cansada, ni otros niños que corrían al avituallamiento para coger un bocadillo y un zumo con los que reponer fuerzas. Todos esperaban en la plaza porque todavía faltaba el fin de fiesta: el sorteo de regalos.

Agradecimientos

Antes de eso, el alcalde, José Ramón Romero, que también completó el recorrido como el que más, tomó la palabra deseando a los participantes que «desfrutárades desta mañá de domingo e dunha cita tan bonita e familiar». Asimismo, brindó un agradecimiento a las empresas patrocinadoras, Vegalsa y Jealsa; a los colaboradores Bici Daniel Ríos, Chicolino, Autos Ramón Outeiral y el Club Ciclista Barbanza; y a las fuerzas del orden, así como a los voluntarios, «que nos axudaron para que este evento transcorrera sen incidencias».

Dicho esto, llegó el momento del sorteo. En juego estaban seis lotes de conservas de Jealsa y dos cascos y dos bicicletas donados por Daniel Ríos. Los agraciados fueron Alexis Quintáns, José García Ríos, Marta Queiruga, Óscar Suárez, Gael Rial, José Silva, David Vázquez, Chus Lorenzo y Lois Sánchez e Inés Outeiral, que se llevaron las dos bicis, una de niño y otra de adulto.

Y con el reparto de regalos y la foto de familia se puso el broche a una nueva edición del Día da Bicicleta, menos concurrida que en anteriores ediciones, pero igualmente exitosa por las ganas, la ilusión y entrega que pusieron todos los participantes con sus pedaladas. Mientras se despedían e iban desalojando la plaza de Galicia, unos y otros se emplazaban para volver a verse las caras y compartir pelotón el año que viene. Porque, como bien dijo el alcalde, «viva a bicicleta e viva Boiro!».