Cientos de personas buscaron en Outes ayuda para curar el «mal cativo»
30 sep 2024 . Actualizado a las 11:41 h.Hay romerías que, pese al paso del tiempo y el cambio de hábitos, consiguen mantener intacta la esencia tradicional. Es el caso de la que cada 29 de septiembre tiene lugar en la parroquia de Santo Ourente, en el municipio de Outes. Allí, San Campio ejerce como polo de atracción de cientos de fieles que peregrinan en busca de ayuda para curar el «mal cativo», es decir, los problemas que afectan a la cabeza. En esta ocasión, la coincidencia en domingo propició que el goteo de feligreses fuera incesante durante toda la jornada.
Empezó a las nueve de la mañana, coincidiendo con la primera de las siete misas programadas, y fue a más a medida que se acercaba la una de la tarde, hora de la liturgia solemne. Fue entonces cuando la afluencia de vehículos y personas aumentó, hasta el punto de que las zonas de aparcamiento habilitadas por el Concello se quedaron pequeñas y los coches tomaron las márgenes de pistas y caminos. Pese a ello, no se registraron problemas circulatorios importantes.
También fue tras esta misa, cuando se formaron las colas más largas en el interior del templo, donde muchas personas tuvieron que esperar pacientemente su turno para visitar a San Campio, cuyos restos reposan en una urna situada detrás del altar mayor. Tras la estancia en la iglesia, los romeros cumplieron los otros rituales de rigor, consistentes en lavar la cara y las manos en la fuente de la ermita de O Rial, dejando después el pañuelo usado al clareo; rodear en siete ocasiones el cruceiro y dar nueve golpes con la cabeza a una imagen de piedra.
Las misas se prolongaron hasta las 19.00 y en el altar se fueron relevando cuatro sacerdotes: José Ortoño, Jesús López, Marcelino Sánchez y Juan Benito Insua.
Parte lúdica
Como cualquier romería que se precie, también en la de San Campio había una parte lúdica. De hecho, ya el viernes se empezó a caldear el ambiente en el lugar con una verbena animada por el grupo Fussion y la discomóvil Chocolate, que el sábado dieron el relevo a Trébol y CDC. En dicha jornada tuvo lugar una actividad novedosa que resultó muy concurrida, una concentración de vehículos antiguos organizada por Clásicos do Barbanza. De hecho, sorprendidos con la buena acogida, desde esta entidad ya anunciaron que repetirán la quedada en el futuro.
El domingo, día grande, los gaiteiros Garandoiro y la charanga Os Jaláticos pusieron la nota musical. Muchas personas aprovecharon para degustar el plato indispensable en este tipo de celebraciones, el pulpo á feira.