Una invasión celta volvió a tomar Porto do Son

Laura Grela / A. L. RIBEIRA / LA VOZ

PORTO DO SON

Carmela Queijeiro

Un campamento permite descubrir cómo vivían los primeros vecinos del municipio

30 jul 2023 . Actualizado a las 17:43 h.

Uno de los mayores tesoros de Porto do Son está en que es un municipio cargado de historia. En él es posible hacer un viaje en el tiempo a la Edad Media gracias a su puente medieval; o incluso retroceder a un pasado todavía más remoto, puesto que cuenta con uno de sus asentamientos más antiguos y mejor conservados de Galicia: el castro de Baroña. La reliquia arqueológica conserva la arquitectura típica de la Edad de Hierro pero, si uno se quiere adentrar y vivir la verdadera esencia de los poblados castrexos, no se puede perder la ya tradicional Feira Celta que todos los veranos se celebra en el centro del pueblo.

El pronóstico del tiempo, no muy favorable, no fue excusa para no sacar los trajes de época y disfrutar del sonido de los tambores y de las gaitas que recorrieron las calles decoradas con simbología nórdica. Todos aquellos visitantes que no dispongan del atuendo adecuado, siempre se pueden hacer con complementos en este mercado artesanal. En él hay elementos de todo tipo: pendientes, collares, coronas de flores e incluso espadas.

Artesanos de toda la península se desplazaron estos días al municipio sonense para exhibir todos sus productos. Pablo y Andrea viajaron desde La Rioja, ellos hacen bisutería en macramé. Esta práctica «es un arte que no se puede imitar con las máquinas por la complejidad de los nudos», explica el riojano. Con sus hilos de poliéster encerados crean, entre otros, anillos y pulseras. El toque especial se lo dan con minerales naturales: «Los traemos de la mismísima India».

La cultura celta estaba muy relaciona con la naturaleza y eso es algo que conocen muy bien los murcianos Anabel y Raúl. Ellos se definen como unos apasionados de las rutas por la montaña, y de ellas salen las hojas y las flores que adornan sus piezas. Este año es la primera vez que se acercan a la feria: «Teníamos muchas ganas de venir pero, al no hacer ruta de mercados sino de montes, hasta ahora no tuvimos ocasión». La espera valió la pena, ya que para ellos el ambiente es «espectacular».

Experiencia inmersiva

En la feria es posible vivir una experiencia aún más inmersiva. A los pies del gran dragón se localiza un campamento celta donde se puede conocer como era el día a día de los prehistóricos sonenses secando sus pieles y forjando sus espadas y escudos. También en ella tienen lugar los espectáculos callejeros. Un público muy animado aplaudió a todo aquel que realizó su exhibición, desde músicos a acróbatas.

Los más pequeños tienen además un rincón especial reservado para ellos cerca del campamento. Así, la plaza de Rosalía de Castro se ha convertido en un parque de atracciones en miniatura al puro estilo celta. Destaca el carrusel de madera y las actuaciones de los cuentacuentos. Además, está repleta de juegos tradicionales.

Esta edición de la Feira Celta llegará mañana a su fin. Viajar a la Edad de Hierro en las calles de sonenses y divertirse con sus espectáculos cada media hora aún es posible de 11.00 a 23.00 horas.