El monje Xosé de Santiago hizo la talla copiando la imagen original de Cáceres
29 jun 2023 . Actualizado a las 17:33 h.Las fiestas que cada mes de septiembre tienen lugar en Rianxo en torno a la Virgen de A Guadalupe están entre las más destacadas de Barbanza por tradición, por la multitud de personas que atraen y por una historia que se remonta a hace nada menos que 250 años. Fue en 1773, concretamente un 29 de junio, cuando la imagen que hoy se venera llegó a la villa de Castelao. La capilla de San Xosé, en Rianxiño, fue su primera parada. Allí regresará hoy A Moreniña, arropada por sus incondicionales y por un séquito de músicos tradicionales.
La asociación encargada de organizar las fiestas es la promotora de este acto, con el que se busca celebrar la llegada de A Guadalupe a la localidad hace dos siglos y medio. En el marco de la conmemoración del redondo aniversario, la misma entidad ya realizó en abril un viaje a Cáceres, al lugar de donde procede A Moreniña rianxeira, que es una réplica de la estatua que cobija el monasterio de Guadalupe, situado en una localidad que lleva el mismo nombre. Este conjunto, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993, se erigió sobre los cimientos de una capilla que se levantó en el siglo XIV en el lugar en el que la imagen se le apareció a un pastor.
La documentación que se conserva de la época recoge que un monje natural de Rianxo que se encontraba en dicho monasterio, fray Xosé de Santiago, se convirtió en un ferviente devoto de A Guadalupe en cuanto vio la figura por vez primera. Tal fue la pasión, que decidió dedicar su tiempo libre a confeccionar dos copias de la escultura usando la antigua técnica de la pasta de papel, con el fin de donárselas a su localidad natal, de forma que también los rianxeiros pudieran venerar a la virgen morena.
Una figura igual en Zamora
De camino a tierras barbanzanas, el monje hizo una parada en Requejo de Sanabria, un municipio de la provincia de Zamora, y allí decidió dejar una de las figuras tras presenciar un milagro. Siguió su camino y el 29 de junio, día de San Pedro, llegó a su pueblo natal y depositó la otra imagen en la capilla de San Xosé da Foresta, en Rianxiño.
Ya desde un primer momento, los vecinos empezaron a adorar a la virgen morena, pero el fervor por A Guadalupe fue a más a mediados del siglo XIX, cuando el cólera azotó la comarca sembrando la desolación. Por aquella época, los feligreses le confirieron carácter curativo al agua de la fuente cercana a la ermita que se había alzado en el centro de la villa rianxeira en honor de la virgen, a donde fue trasladada en 1854.
Paulatinamente, a la imagen se le fueron confiriendo todo tipo de poderes, hasta convertirse también en protectora de los profesionales del mar, uno de los principales motores económicos del municipio. Y fue entonces como surgió la necesidad de dedicarle a la virgen unas celebraciones dignas, que ya nunca dejaron de crecer. Desde hace unos años, las fiestas se prolongan durante una semana y tienen como actividades destacadas la procesión marítima, las verbenas y la cantata de A rianxeira, el himno que en 1947 Anxo Romero Loxo le compuso a la virgen morena partiendo de una letra ideada por Xesús Frieiro Dourado.
Este jueves, 250 años después de que la escultura tallada por fray Xosé de Santiago desembarcara en la villa de Castelao, A Moreniña regresará a la capilla de San Xosé de Rianxiño, donde a las 20.00 horas se oficiará una misa en su honor. La llegada de la imagen será amenizada por los grupos locales Buxaina, Fogo Fatuo, Vai de Roda y Río de Anxo.
Desde la asociación A Moreniña destacaron que el objetivo de esta conmemoración es contribuir a mantener viva la devoción por la virgen: «Queremos celebrar este aniversario porque é especial e tamén tratar cada ano de promover novas actividades», manifestó el presidente de la entidad, Carlos Ces. Añadió que ya en el pasado se realizaron viajes a diferentes lugares de España en los que se rinde cultura a la Moreniña, que culminaron en abril, cuando las imágenes de Rianxo y Requejo regresaron al lugar en el que fueron esculpidas, el monasterio cacereño de Guadalupe.