Aún es verano y los artistas de Ribeira sacan el músculo. En el Lustres Rivas pueden ver una maravillosa exposición de Antonio Pérez. Acérquense y contemplen un instante su cuadro Patacas asadas, van a sentir calor. ¿Saben lo difícil que es transmitir fogonazos con colores apagados? Pues ahí está. El arte en nuestra casa.
Y, cómo no, destacar el fantástico concepto de Camiño da arte: varios artistas locales exhiben sus obras en distintos negocios de la ciudad. Párense, échenles un ojo y reflexionen. Tengo debilidad por el que está expuesto en la Urbana Store, de Tere Ramallo, es precioso. También tenemos a uno de mis creadores favoritos, el gran Paco Casal, un talentazo. La foto de Manuel Novo —de la casta le viene al galgo— en la óptica Miradoiro es algo digno de ver y pensar. María Goretti que es una artista que me encanta, su ensalada de vidrios y colores suelen ponerme de buen humor… Olegario Sampedro, ¡ah!, los Sampedro están mapeando el paisaje del alma.
No se pierdan ninguno, vean lo que bulle en el corazón de algunos de nuestros creativos paisanos. Insisto: ver y pensar. Porque nos convertimos en lo que pensamos. Si vemos y pensamos Telecinco, nos convertimos en Telecinco. Pero si vemos y pensamos en Manuel Ayaso estaremos más cerca de Dalí. Y cuando una obra nos toca, nos vuelve más grandes y más puros. Es como estar en lo alto de una montaña, en comunión con el artista, ya no se es hombre, se es visión. Surgen horizontes nuevos y el infinito cabe en el carmesí sangriento del atardecer: en un marco. En un marco muere la Muerte.