Básquet Coruña-Ourense: Joe Cremo, escolta del Leyma, un hombre de hielo que no sucumbe a la presión
BÁSQUET CORUÑA
El neoyorquino, que apunta a ser importante en el duelo de este miércoles ante el COB, promedia 14 puntos en los últimos tres partidos
17 dic 2025 . Actualizado a las 14:26 h.Al principio de la temporada, varios jugadores estaban llamados a ser piezas fundamentales del remozado proyecto del Leyma Básquet Coruña. Entre los que más destacaban se encontraba Joe Cremo (Scotia, Nueva York, 1996), un escolta que había echado raíces en Burgos —entre El Plantío y el Coliseum— y que había logrado el ascenso directo con el histórico San Pablo de Bruno Savignani.
La carta de presentación, impoluta; dos años en el Tizona con más de 12 puntos y dos asistencias de media y más de 9 puntos y dos rebotes con el San Pablo. Su desembarco en A Coruña fue algo más irregular —apenas cinco puntos por partido en los tres primeros duelos—, pero la visita del Palmer al Coliseum lo reavivó. Desde entonces, solo se quedó en unidígito ante el Estudiantes en Magariños.
Ante el Palencia, uno de los equipos llamados a luchar por el ascenso directo, Cremo sacó a relucir el porqué de uno de sus apelativos: el Hombre de Hielo. Uno con el que Carles Marco busca contar para la causa de luchar por la undécima victoria en una cita tan señalada como el derbi gallego ante el COB.
Aquel Joe Cremo que en el 2023 logró la Copa LEB Plata con el Tizona anotando 14 tiros libres sin errar ninguno para llevarse el MVP del duelo cambió ante los palentinos el 4,60 por el 6,75. Y es que en sus 26 minutos sobre el parqué del Coliseum, anotó veinte puntos; nueve de ellos, merced a los tres lanzamientos triples que efectuó con éxito. Firmó también un 7 de 7 desde la línea de libres y un 2 de 4 de tiros de dos, lo que dejó su estadística al final en un 71 %, aliñado, asimismo, con tres rebotes y tres asistencias para un 24 de valoración.
El norteamericano redobló su apuesta en el Ángel Nieto de Zamora, una de las pistas más difíciles de la competición, y aunque no estuvo tan acertado desde el triple —dos canastas en seis intentos—, firmó pleno de dos y de tiros libres —2 de 2 en ambos casos—. Cerró la faena con 17 de valoración gracias también a cuatro rebotes y cinco asistencias. Por ahora, sus promedios en A Coruña no son muy diferentes a los que vivió en su último curso en Burgos, con algo más de nueve puntos por partido, dos rebotes y dos asistencias en una media de unos 22 minutos.
Saint-Supéry y su lado más humano
Durante su etapa en el Tizona, Joe Cremo se lanzó a por un tapón durante un duelo ante el Hestia Menorca. El espigado Víctor Arteaga buscaba un mate y Cremo se quedó corto. La caída fue terrible: fractura-luxación de codo. El diagnóstico fue devastador, dejándolo fuera durante cuatro meses y privándole de jugar los playoffs de ascenso a la Liga Endesa.
Cada día, el neoyorquino recogía en coche a Mario Saint-Supéry —ahora base de los Gonzaga Bulldogs, entonces cedido en el cuadro burgalés— para llevarlo a entrenar, forjando una relación de hermano mayor y mentor. Según cuentan fuentes del Tizona, Saint-Supéry «era incapaz de mirar a su amigo» sufriendo tras la lesión sobre el parqué del pabellón del Plantío.
Toda la plantilla se volcó con Cremo que, además, era entrenador de uno de los equipos de alevines del equipo. Sus jugadores, por los que el neoyorquino se obligó a aprender español, fueron entonces los primeros en acordarse de él y apoyarle en su recuperación.