
El anticiclón impide la llegada de aire frío y mantiene a raya las borrascas
31 dic 2018 . Actualizado a las 10:33 h.Se llama anticiclón de bloqueo. Lo digo por si no saben a quién agradecer la noche de Fin de Año que vamos a vivir en Galicia y que va a permitir a aquellos que planeen pasar horas a la intemperie hacerlo sin lluvia ni un frío excesivo. Será posible incluso ver las estrellas en la mayor parte de la comunidad, ya que disfrutaremos de un cielo despejado (excepto en el norte de la provincia de Lugo) y temperaturas propias de la época. La ciudad que tiene peor pronóstico es Lugo, donde se espera que el termómetro alcance hasta los dos grados negativos.
Todo ello está relacionado con la presencia del mencionado anticiclón de bloqueo, que se ha instalado al sur de las islas británicas y que actúa como un benefactor de la noche de Fin de Año en dos vertientes: impide la llegada de aire frío desde el centro de Europa y también mantiene a raya a las borrascas que proceden del Atlántico. La noche será propicia para un paseo bajo las estrellas, especialmente en el entorno de las Rías Baixas, donde la mínima prevista en Vigo, por ejemplo, será de 8 grados. Con todo, las heladas serán la tónica en muchos puntos del interior. El viento, en cualquier caso, no será el culpable de una mayor sensación de frío, ya que está previsto que sople flojo del este excepto en el norte de la provincia de Lugo, donde tendrá momentos de mayor intensidad. La Nochevieja será, pues, casi perfecta. No habrá que temer por vientos que destripen peinados o lluvias que neutralicen gominas; solo la precaución de no dejarse llevar por el calorcito de los brindis al año nuevo y abrigarse si se hacen en el exterior.
Datos de récord
La noche de san Silvestre será el colofón de un año con datos no muy halagüeños. Por quinto año consecutivo, las temperaturas medias en el conjunto de España han estado por encima de lo normal, en tanto que el 2018 se sitúa como el tercero más lluvioso desde que hay registros. Entre otras cosas, el año que se va dejó algunos registros desconocidos, como aquel 2 de septiembre durante el que se llegó en A Coruña a los 31,9 grados. Nunca se había anotado en la ciudad semejante temperatura en el transcurso de un mes de septiembre.
El que se va ha sido un año especialmente lluvioso después de uno particularmente seco. Pese a ello, el mes de diciembre ha vuelto a la tónica de la falta de precipitaciones. En realidad, los cambios que está experimentando el clima se hicieron este año especialmente visibles.
La portavoz de la Aemet, Delia Gutiérrez, ya recordó por ejemplo que en febrero se produjo un calentamiento súbito extraordinario que desplazó a las borrascas aisladas hacia latitudes subtropicales, lo que dejó precipitaciones muy abundantes en la Península. La primavera tuvo también numerosas DANA y un número «muy alto» de tormentas, mientras que la primera mitad del verano fue «atípicamente fresca», a la que siguió una ola de calor histórica en agosto y después un otoño que resultó particularmente húmedo.