Los paisajes embriagan a los pintores

La Voz

CARBALLO

17 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

El pintor Yoshiro Tachibana lleva más de media vida (tiene 52 años) en uno de los lugares más privilegiados de Muxía: la Atalaia. Tras mucho vagar por el mundo desde que salió de Japón, descubrió que Muxía era justo lo que buscaba. Cree que la Costa da Morte «es un buen lugar de inspiración, pero no igual para todos. Para mí, sí. Mucho más que las ciudades. Como paisaje, es el último rincón, con todo lo que eso significa». Del otro lado del mundo, Chile, llegó otro pintor, Luis Guillermo Guerra. Desde Madrid, invitado por un empresario de la zona que le abrió las primeras puertas. Salía de una situación personal rota y la dureza que otros encontraron en su llegada no existió para él. Lleva dos años y cuatro meses. El primero lo pasó en Cee y desde entonces reside en Quenxe, contemplando desde la ventana de su casa los verdes del campo, el mar y el cielo. El paisaje es su inspiración constante, y la gente que conoció la clave de su amor por el lugar. «Vine aquí pero lo mismo podría estar en otro lugar», señala el acuarelista, que agradece a Jesucristo los caminos por los que transita en el mundo. Después de varias exposiciones y de haber dado clase en el colegio Eugenio López de Cee, Luis Guillermo Guerra no piensa en marcharse, sino todo lo contrario. No es que busque echar raíces, pero hace los planes de aquí a cinco años. Quien sí se fue es Arnolkis Turro, un cubano que, junto a su compatriota David Planas, ha creado escuela desde Corcubión a Zas. Planas aún sigue, pero Turro busca nuevas experiencias por Centroeuropa. Y en Cee sigue otra pintora, Verónica Raadtzke, que ha realizado numerosas exposiciones con la comarca como punto de reflexión.