Las huellas del tesoro de piedra

CARBALLO

En directo | Paseo cultural por la capital de Soneira El Concello de Vimianzo ha señalizado una ruta de seis dólmenes, un recorrido para hacer en coche que dura cerca de dos horas y media

17 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Las leyendas dicen que en los dólmenes y mámoas los mouros escondieron sus tesoros. No se sabe si serán los mouros o no, lo cierto es que el Concello de Vimianzo los ha descubierto. No es oro, como manda la tradición, es la piedra oculta durante años a los apasionados del megalitismo, pero también a los propios vecinos. Algo había por allí por los montes, pero ni tenía mucho interés para buena parte de los locales, ni era accesible para quienes llegaban de fuera. Ahora es posible pasarse, casi sin salir del coche, por seis de esas construcciones de hace 4.000 años. El tesoro no son monedas doradas, son las rocas colocadas allí por los pobladores de aquella Costa da Morte. Encontrar la ruta no es difícil. Desde hace un tiempo, los usuarios de la AC-552 saben más que nunca que en Vimianzo hay un castillo y una ruta de los dólmenes. Así se deja leer en unos carteles con un tono chillón a chicle de fresa que jalonan la vía. Tal vez no sea el color más indicado para evocar las rocas de la prehistoria, pero lo que es seguro es que no pasan desapercibidos. Inicio La ruta empieza -y está bien señalizado su comienzo- en la ermita de Montetorán, entre Baio y Reparada. Allí no hay rastro de castro, y para entender la idea es mejor hacerse con uno de los trípticos que ha editado en Ayuntamiento. Al parecer, una moura operaba allí en los años de los dólmenes, una mujer grande que llegaba volando portando una piedra y con un niño. Es una historia muy antigua anterior a la construcción de la ermita. Las carreteras interiores llevan al conductor por un paisaje bien distinto, mucho más verde y más atractivo que el que se ve a orillas de la comarcal. Cierto que para llegar al segundo destino surgen algunas dudas y que en algún cruce uno ha de fiarse de su instinto, pero se llega al dolmen de Pedra Cuberta, una espectacular construcción fechada en torno al año 2000 antes de Cristo. La ruta sigue hacia Pedra Moura, por el camino se puede ver ya algún cartel derribado y se echa en falta alguna explicación más sobre si se puede seguir la flecha en coche o es mejor hacerlo a pie. A veces no es aconsejable jugarse los bajos, ya que los caminos de tierra son más apropiados para los tractores. Tirando hacia Serramo encontramos, al lado de la carretera, la Pedra da Lebre. No hay mucho sitio para parar el coche, pero tampoco es el monumento más interesante. Mejor conservada está, no muy lejos de Serramo, el Arca da Piosa. Imposible perderse en el camino. El siguiente en la ruta es la Pedra da Arca, en Regoelle, un dolmen más nuevo y mejor conservado. El camino marcado finaliza finalmente en Berdoias, en la Casota de Freáns, otra de las construcciones clásicas.