Cerámicas El Progreso se estableció en Buño en 1932 y es la única industria de Malpica, pero busca salidas fuera de Galicia ante las trabas que encuentra aquí
09 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.El abuelo de Pedro Fariña montó Cerámicas el Progreso en 1928, lo que convierte a esta empresa en una de las más antiguas de la Costa da Morte. Cuatro años más tarde se instalaba en Buño, en el mismo lugar en el que su nieto se enfrenta al protocolo de Kioto, el trazado de la carretera, la Lei do Solo, la lentitud del polígono, la falta de energía eléctrica y gasística y, en definitiva, la ausencia de una política de apoyo a la industria.
-¿Son raras las empresas que se mantiene 75 años en una misma familia?
-Según los datos que hay de la primera a la segunda generación quedan un 20% y que lleguen a la tercera es raro.
-¿Aquí que ha pasado?
-Se hicieron una serie de reconversiones importantes a nivel de accionariado. En este momento es de los seis hermanos. No tenemos partes iguales para que la sociedad sea operativa. Como socio trabajador sólo estoy yo.
-Cuando su abuelo se asentó aquí tuvo, sin duda, muchos problemas, pero quizá este sea uno de los momentos más difíciles.
-La verdad es que desde el año 97 empezaron los problemas con falta de infraestructuras, sobre todo de gas y eléctrica. Entonces se empezaron a desarrollar una serie de proyectos de investigación de arcillas que iban a culminar con una planta de gres, que no se pudo hacer precisamente por problemas energéticos y por la Lei do Solo. Es ilógico que Cerámicas El Progreso con todo tipo de licencias, y teniendo suelo industrial en propiedad, tenga que desarrollar a nivel particular toda la infraestructura, sin el apoyo de nadie. Para mí fue un duro golpe porque era un proyecto muy estudiado, que llevaba siete años de investigación. Todo esto no pudo culminarse en una planta que daría 35 o 40 puestos de trabajo en esta zona, en la que no hay nada. Como esto no siguió adelante por problemas administrativos sí se hizo una pequeña planta de preparación de arcillas dentro de la propia nave y se generó el comercio de la artesanía y de venta a fabricantes de gres.
-Eso es lo que, quizá, más le duele.
-Sí, porque después de todo este desarrollo le estés vendiendo estas arcillas a fabricantes de gres, que le dan el valor añadido, y que tu estés vendiendo la materia prima.
-¿Ha aprovechado algo?
-A raíz de la investigación supimos que las arcillas de aquí eran buenas, pero lo que quedó claro es que no sólo servían para hacer ladrillos sino productos de alto valor añadido. Por eso quisimos pegar el cambio, por eso y porque no sé si podemos ser competitivos, porque en el ladrillo hueco no se mira la calidad, sino el precio del metro cuadrado. Para la gente es igual, pero hay muchas diferencias en absorciones, resistencias mecánicas. El ladrillo de aquí está preparado para los inviernos que pasamos. Los de otras zonas es como colocar en una pared una esponja. La cuestión es que es más barato.
-¿Por qué?
-Vienen de León o de Toledo, donde las fábricas están en polígonos, tienen energía, gas y todas las infraestructuras que necesitan. Aquí si las quieres tienes que hacértelas, si te dejan.
-Es más barato porque es menor el precio de producción.
-Muchos empresarios gallegos, de familia de emprendedores, han optado por vender, pero ¿qué hacer con el dinero? ¿Dónde lo inviertes? En Galicia seguramente no. Si yo tengo que dejar esto no voy a invertir en cerámica y en Galicia, que es lo mío. Me iré, como se está en proyectos, a la zona de Castellón, de Bailén, donde tienes toda la infraestructura y el apoyo, cumpliendo por supuesto la normativa. Es más fácil de hacer porque tienes corriente, gas, polígonos dotados de saneamiento y otros. Aquí el agua la enganchamos el año pasado aún porque no había capacidad. De Fenosa tenemos una línea de 20.000 voltios que nos pusieron hace dos años, cuando lo normal es de 75.000. No tenemos RDSI, hemos de poner depuradora. Todo lo que tienes lo has de poner tú.
-Hay gente que ya ha tirado la toalla.
-Llega un momento en que no es que tires la toalla sino que llega un momento en que has de luchar para seguir en la comarca. Desarrollamos el mercado artesano con una delegación en Castellón e intentamos tener otra en Bailén. Además, el 95% de las arcillas que vendemos es para fuera de Galicia, pero porque en Galicia no hay nada. No sé, la política industrial no está clara, los polígonos que se hacen no son industriales sino de servicios... En Malpica hubo una reunión sobre la construcción y decían que los inmigrantes compran pisos. Pero, ¿qué inmigrantes vienen si nosotros estamos emigrando? Hay un montón de familias de Malpica en Fuerteventura. Si el mar va mal ¿dónde trabajas? No hay empleo y hay que crearlo y para eso lo hace la industria de transformación. La construcción en Malpica son segundas viviendas. Me parece bien que haya mil personas más en verano, pero sólo son dos meses. No se montarán más supermercados para eso. Los proveedores que vienen a Cerámicas El Progreso duermen 120 o 130 noches al año. Si lo multiplicas por ocho la gente no estaría esperando que vinieran los veraneantes. La industria genera puestos directos y muchísimos indirectos.
-¿Qué alternativa encontró al gres?
-La investigación la trasladé a la artesanía. Estoy desarrollando pastas cerámicas para alta temperatura, gresificadas. Cada vez que vendo la materia prima, vendo ciclos de secado, de cocción, piezas ya hechas, los complementos, ya que tenemos representación de hornos alemanes y esmaltes adaptados a la arcilla. Tenemos una comercial, que es Terras de Buño, con la que cubrimos el ciclo.
-¿Compran aquí?
-Tenemos problemas, porque no nos quieren vender. Hay piezas que tienen mucho éxito en el resto de España, pero tienes que comercializarlas con otra presentación. Ahora estamos con regalos de empresa. Banesto nos pide 4.500 piezas de una figura, pero no las damos hecho. Mi idea es que si el polígono sale adelante montaremos algo de producción para atraer a los jóvenes con un puesto de trabajo normal y corriente, con sus 8 horas, sus 14 pagas y el mes de vacaciones. Trabajaríamos con 10 o 12 personas en un mismo taller para hacer piezas nuevas o gresificadas. La comercialización lo harán otros departamentos.
-También se quejan de protocolo de Kioto.
-No tenemos infraestructura para pasarnos al gas y nos perjudicaron mucho las cuotas de emisiones que nos dieron. Con la nueva ya no tenemos que parar un mes, como antes, sino dos al año hasta el 2012. En el resto de España, donde hay gas no han de hacerlo. Eso me limita, porque he de competir con alguien que tiene mejores infraestructuras y que puede hacer más toneladas. Tengo que utilizar el carbón, pero ahora sin el polígono me tirarán el almacén. Si no tengo gas y el fuel está por las nubes ¿con qué enciendo el horno?