La mejor terapia para combatir una mala semana, unos días grises, un ánimo plomizo, ya se sabe, es poner los brazos en jarra y troncharse sin parar durante una hora. Este fin de semana hubo médico especialista en carcajadas para un buen número de pacientes. No se sabe si fueron muchos los que se acercaron con ánimo funesto a la consulta. Sí que todos salieron con la sonrisa puesta y listos para lo que la vida depare durante un tiempo.
La culpa fue de uno que jugaba en casa. Roberto Fernández . Bueno, se llamaba así. Pero la pequeña pantalla, ese bicho de grandes influencias, lo bautizó para siempre de otro modo. Por Rober Bodegas lo conocerán mejor. Sí, el mismo que ganó el concurso El rey de la comedia de TVE. El mismo también que cada semana analiza la actualidad de la comarca en clave de chiste desde los micrófonos de Radio Voz Bergantiños.
Todo sucedió en el Dublín. El local -espacio no le falta, como sabrán sus clientes- se quedó pequeño para la fiesta. Y eso que hubo dos funciones. Pues nada. Las entradas se agotaron en la primera y también en la segunda. Y más que hubiera. Y es que por el Dublín pasaron ya muchos de los grandes. Entre otros el coruñés Luis Piedrahíta .
Bodegas, Rober, arrasó. Es lo que tiene ser de Carballo y jugar en casa, que si habitualmente uno no la hace bien, en ocasiones especiales lo da todo. Y con ese garbo y ese buen humor y esa soltura suya es imposible no convencer al respetable. Si vuelve la semana que viene, seguro que llena otra vez. Y la otra...
Piensen en la características negativas de un trabajo que no querrían. Seguro que si les ofrecen uno que se defina porque usted tiene que dar el callo mientras el resto se divierte, se lo pensaría dos veces. Si cada fiesta popular, cada partido de su equipo, cada concierto que se celebre en su localidad se los tiene que pasar trabajando, es probable que tire la toalla. Pues los hay que no. Ya los ven. En plena cabalgata de Reyes los papás andan con los niños y los tíos con los sobrinos. Pero ellos, los sufridos hombres de Francisco Javier Souto Facal , no dicen ni pío y hasta le ponen una sonrisa a su trabajo. Son los miembros de Protección Civil de Carballo. Hágase extensivo el agradecimiento por tanta entrega casi siempre gratuita al resto de las agrupaciones de la zona. Y es que no falla: cada vez que acude uno a divertirse, allí están ellos trabajando. Para que nada falle.
Y hablando de fiestas y celebraciones, falta mucho para que empiecen las de verano. Meses y meses de largo, frío y aburrido invierno. Sin orquestas, sin jarana. Pero hay una solución. Los de la parroquia de Lendo (A Laracha) dieron con ella estos días. ¿Quién dice que los calendarios son inamovibles? Puede que lo sean para trabajar, pero no para gozar. Así que en vez de esperar para homenajear al patrón en verano -al patrón y sobre todo a los que le gusta la fiesta-, basta con comerse siete meses y listo. A san Xulián lo celebraron durante tres días en Lendo. Y si durante los meses de calor se celebraron allí las fiestas del churrasco o las de la nécora, en esta ocasión tocó una adaptación acorde a lo que marca el termómetro.
Y hubo fiesta de los callos. Tres días de festejos y en medio una buena dosis de callos. Energía para no desfallecer claro. Un consejo a los de Lendo: el calendario se puede modificar, sí, pero ¿por qué no repetir la fiesta otra vez cuando toda? Si alguien no aguanta hasta el verano, que se apunte a otra previa en abril.
No, no son espontáneos de mono azul. No son un grupo de enemigos de los pinos armados de motosierras. Son los integrantes del último obradoiro de empleo de Dumbría haciendo sus pinitos -precisamente- en la dura ciencia de la jardinería. Estos días han sido vistos poniendo guapos a los árboles del área de descanso en la zona de las instalaciones deportivas municipales. Quién sabe. Cuando acaben el curso, si les cunde, a lo mejor el visitante se encuentra con las masas de eucaliptos desaparecidas y brillando en su lugar elegantes jardines japoneses. A todos, ánimo y a podar sin miedo, que luego crecen los árboles más firmes y más rectos. Y lo dicho, si desaparece algún eucalipto y surgen en su lugar carballos, pues bueno, nadie va a decir nada.