«Con todos los alcaldes he tenido una relación extraordinaria»

CARBALLO

Funcionario del Concello desde hace 30 años, Justo Pose también fue uno de los pioneros del asociacionismo carballés

26 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Justo Pose Blanco pertenece a una de esas familias de Carballo «de toda la vida». Su infancia lo marcó en muchos sentidos. Nació en un restaurante mítico, Casa Justo, del que heredó la afición por la cocina; se crió -como él dice- en el Bergantiños, del que llegó a ser presidente, y vivió intensamente el ambiente intelectual de sus años mozos, que en su etapa adulta se tradujo en la fundación del Centro Cultural Alfredo Brañas.

De su infancia recuerda un Carballo «más íntimo, en el que nos conocíamos todos. Hoy ya no». Como muchos otros vecinos de su generación, pasó de una escuela a otra hasta que empezó la carrera universitaria. «Teníamos que peregrinar, porque no había un colegio que estuviese homologado», explica. Los exámenes finales se realizaban en A Coruña, y Justo Pose dice con orgullo que los alumnos de Carballo «fuimos los mejores del instituto».

A los 17 años se marchó a Santiago, pero todos los fines de semana regresaba a casa. Tardó mucho en cortar el cordón umbilical con el Bergantiños, en el que siguió jugando hasta los 28 y al que regresó dieciséis años después como miembro de la junta directiva. Fue secretario durante cuatro años, y tomó el relevo de José Luis Calvo Pumpido en la presidencia en una época «sensacional», de la que destaca el ascenso a Segunda B y el mítico partido frente al Rayo Vallecano, con una taquilla de dos millones y medio de pesetas, «la más grande de la historia», presume. Seis años después dejó el cargo, y el club lo recompensó con la medalla de oro. Poco a poco se fue desvinculando del Bergantiños, pero no del fútbol. Es socio del Deportivo desde 1993 y acude a Riazor con frecuencia.

Su relación con el mundo asociativo también le llegó de la mano de la cultura. En 1981, junto a otros carballeses, participó en la fundación del Centro Cultural Alfredo Brañas. «Aquello surgió porque la única asociación de cierta entidad que había en Carballo era el Casino, pero se dedicaba a otras cosas, y nosotros queríamos crear una asociación que acogiera a todo el pueblo, y sobre todo a los jóvenes». La entidad llegó a tener una larga relación de socios y a desarrollar una intensa actividad. «El Día da Muiñeira se inició con nosotros», apunta Justo Pose. Pero, sobre todo, destaca el homenaje a Alfredo Brañas, «que fue impresionante, y a pesar de todos los problemas que tuvimos ese día estuvieron aquí las principales personalidades de Galicia, como el presidente de la Xunta, Xerardo Fernández Albor; el capitán general de las Fuerzas Armadas, y gente de todas las entidades sociales de Galicia. Y se celebró en la casa consistorial una sesión de la Real Academia Galega», relata con orgullo.

Todas las relaciones vitales de Justo Pose han sido largas y fructíferas. Empezando por su matrimonio y su paternidad, que se han visto recompensados recientemente con su primer nieto. «Es un niño muy bueno y muy guapo, no salió al abuelo», bromea. Pero también por su trabajo. «Para mí, el Ayuntamiento de Carballo es como mi casa», asegura. Prueba de ello es que, aunque podría estar disfrutando ya de la jubilación, sigue ocupando su puesto de técnico de Administración general y no tiene intención de dejarlo. «Trataré de continuar hasta los setenta, y porque no hay más, que sino continuaría», dice. Justo Pose solo tiene palabras de agradecimiento para el Concello, «porque, a pesar de que tuve que pasar una oposición, me dio un nivel de vida bueno, he tenido una relación extraordinaria con todos los alcaldes que han pasado por aquí, he tenido unos compañeros francamente maravillosos, y he vivido aquí una vida tranquila y, creo, contando con el afecto de todos».

Cuando terminó la carrera quiso ser registrador de la propiedad, pero en su camino se cruzó otra posibilidad y no la desaprovechó. «Me llaman la memoria histórica del Ayuntamiento». Son treinta años. Casi nada.