La guerra siempre nos afecta a todos

miguel san claudio

CARBALLO

El «Uruguay» llevaba una carga de maíz, harina y lino desde Argentina a Irlanda cuando fue hundido.
El «Uruguay» llevaba una carga de maíz, harina y lino desde Argentina a Irlanda cuando fue hundido.

Un submarino alemán hundió, en mayo de 1940 en aguas de Fisterra, el vapor argentino «Uruguay»

14 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La guerra contra el tráfico mercante tuvo en las aguas del Finisterre español un campo de batalla de primer orden a lo largo de toda la Historia. La concentración de buques en tránsito convierte a esta costa en un propicio campo de caza para toda nación que pretenda ejercer el dominio del mar.

La inmensa mayoría del comercio mundial, aún en nuestros días se desarrolla por vía marítima, por lo que quien domine los mares controlará la economía del planeta. Esto lo sabían los estrategas alemanes que durante la Segunda Guerra Mundial se propusieron ahogar a Gran Bretaña privándola de los suministros que mantenían activo su esfuerzo de guerra.

El 27 de mayo de 1940 el submarino alemán U37, al mando de Victor Oehrn, lanzó un torpedo contra un vapor solitario que llevaba rumbo al norte de Europa. El torpedo falló su objetivo y solo en ese momento desde el submarino se percibieron que habían realizado un ataque contra un buque neutral. Dado que en ese caso no cabía esperar una respuesta armada, se disparó un cañonazo a proa del mercante conminándolo a detenerse, cosa que hizo inmediatamente.

El capitán del vapor argentino Uruguay, Antonio García, hizo entrega de la documentación del barco, donde constaba que transportaba una carga de maíz, harina y lino desde el puerto argentino de Rosario, hasta Limerick, en la República de Irlanda. A pesar de ser ambos países neutrales, examinados los papeles y no encontrándolos en orden, el comandante del submarino acordó hundir el buque, dando veinte minutos para el desalojo de sus tripulantes. El hundimiento se provocó mediante cargas explosivas, además de seis descargas de cañón. Los miembros de la tripulación argentina embarcaron en dos botes y los dos grupos se separaron deseándose buena suerte unos a otros.

El bote al mando del capitán, con doce tripulantes, fue auxiliado por el vapor pesquero español Ramoncín, que desembarcó a los supervivientes en A Coruña. Del otro bote salvavidas, sin embargo, nunca más volvió a saberse nada.

Hubo 15 muertos en el bote desaparecido y 13 supervivientes. El barco se hundió a unas 137 millas al oeste-noreste del cabo Fisterra.

El capitán alemán Victor Oehrn sobrevivió a la guerra y falleció en diciembre de 1997, a los 90 años.

naufragios de la costa da morte