El Progreso valoró en 10,2 millones la veta de arcilla afectada por la vía a Malpica

CARBALLO

JOSE MANUEL CASAL

El Supremo da la razón a la Xunta, que estimó un precio de solo 346.411 euros

08 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La mejora de la carretera de Carballo a Malpica dio al traste con el proyecto de fabricar baldosas de gres que tenía Pedro Fariña, de El Progreso, aunque ya antes había tenido que desistir de su idea porque el gas natural no llegó a la fábrica. No hay vuelta atrás porque la veta de arcilla de mejor calidad está afectada por la vía. Esa es la razón por la que el empresario llegó hasta el Tribunal Supremo para que la Xunta le pagara adecuadamente por la pérdida. Pidió 10,2 millones de euros por el material que ya no podría extraer, pero el Gobierno gallego estimó que el justiprecio es de solo 346.411 euros. Hace mucho que la obra está terminada y ahora el Supremo ha decidido desestimar el recurso de casación presentado por El Progreso.

Los representantes de la empresa cerámica estimaban que la ocupación de 3.414 metros cuadrados de terreno dejaba sin posibilidad de extracción 1,7 millones de toneladas de arcilla, gran parte de las cuales se encuentran en la mejor zona de la concesión minera. Las cuentas de la Xunta son completamente distintas. Estima que solo se han visto afectadas 449.100 toneladas y no considera que eso vaya a provocar pérdidas en la fabricación porque, según establece, El Progreso tiene dos autorizaciones que suman más de cuatro millones de toneladas, lo que significa que «conforme a los planes de labores tiene garantizada la fábrica un suministro de arcilla por más de 40 años», según la sentencia. Además se le imponen a la empresa las costas procesales, que se han establecido en 4.000 euros.

Crisis

Pedro Fariña considera que la obra estropeó el 40 % de la cantera, aunque ahora la actividad de la empresa ha bajado mucho con la crisis de la construcción. Además, hace poco más de un año despidieron a la mayor parte de los trabajadores y se quedaron con una plantilla de solo cuatro personas.

Para el empresario todo eso fue debido a unas circunstancias que van desde el protocolo de Kioto, que grava la emisión de contaminantes e impide que el horno trabaje todo el año, a la caída de la demanda del ladrillo.

A pesar del revés judicial, la empresa mantiene su idea de hacer gres, aunque ya queda poca arcilla refractaria. Asegura que la mejora de la vía le obligará a cambiar las mezclas, pero considera que podrá seguir adelante, aunque no como quería hacerlo. Para continuar con la actividad en Buño tiene nuevos proyectos, sobre todo de tipo comercial. Ahora vende tierra batida para pistas de tenis, retacados para explosivos y grava cerámica para jardines.