No hay nada más valioso

La Voz

CARBALLO

01 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El salón de plenos del Concello de Carballo revienta de emoción cada vez que se entregan los premios Carballés, Bergantiñán y Galego do Ano. Un acto que hace grande a sus organizadores. Los pueblos necesitan sentirse orgullosos de sus mejores elementos, practicar la generosidad y alimentar los buenos principios. Año a año, el ágora bergantiñana, sobre todo aquella que más tiempo dedica a los demás, se afana en premiar a sus elegidos, de forma democrática, y dicta su veredicto de gratitud. Ayer le correspondió al párroco carballés, José García Gondar, que al margen de su labor religiosa se ha embarcado en la nave de la generosidad y en el enriquecimiento humano de todos los que lo rodean o necesitan. Un carballés insertado en una sociedad a la que ha entregado su mejor versión. Otro: Xosé Pumar Gándara, un viejo cura de saber enciclopédico, galleguista y romántico que parece haber caído en la marmita donde se cocinaban de los versos de Rosalía y Pondal. Los vecinos de Angrois, la solidaridad hecha pueblo, y el triatleta Javier Gómez Noya, el rostro de la nobleza del esfuerzo, pasaron por el salón noble de Carballo para dejar constancia de que han visto recompensada su aportación a los demás en forma de esa gratitud que sale del interior de los humanos. Un canto a lo bueno del corazón. Gestos inspirados en el pozo de la bondad. No hay nada más valioso.