Un tramo costero plagado de furnas y de acantilados

La Voz

CARBALLO

14 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El tramo oeste del litoral de Carballo y el este de Malpica integran unas de las zonas más llamativas de la Costa da Morte. Las parroquias de Cambre y, en gran parte, Cerqueda, atesoran áreas abruptas plagadas de acantilados, furnas y rocas de interés, poco frecuentes en el resto de la zona, además de playas y calas escondidas, en las que la masificación es un concepto atribuible a las olas. Y, si en Razo se encuentra el equivalente a las Catedrais o a los Aguillóns, en San Miro, cerca de Aviño, está el hermano pequeño de la cascada de O Ézaro (con permiso de la Mexadoira de Fisterra, próxima a O Rostro): un regato que mana directamente al mar y que, en los días de lluvias adquiere un caudal intenso que lo asemeja a un riachuelo. Un poco más hacia el oeste, en A Rega-Cerqueda, a veces hay playa, y a veces, no, dependiendo de las mareas. Vuelta hacia atrás, de nuevo en Cambre, merece especial atención el islote de San Bartolo (San Bartolomé, para la mayoría de los vecinos), cerca de Escras y de la Devesa dos Conventos y As Ermidas, donde seguramente hubo un cenobio, aunque la tradición oral unas veces tira hacia la isla y otras hacia tierra adentro. También hay isla pequeña en As Percebeiras, de un tamaño razonable para que los mariscadores accedan a ella y trabajen con relativa tranquilidad. Otra cosa son los baixos graníticos, que abundan en todo este tramo. A algunos se accede a pie con las marea muy muy baja. Y vale la pena. Como, sobre todo, a la Furna das Grallas, en Cambre, que parece otra catedral pétrea.