Antonio Fernández acaba de dejar la docencia y tiene una amplia lista de aficiones esperándole
07 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.«Abrir unha ventá e pechar outra, dispoñer un pouquiño máis do meu tempo». Es lo que supone para Antonio Fernández Martínez este nuevo momento vital: el pasado día de Reyes cumplió 60 años y, acogiéndose a la jubilación anticipada, dejó la docencia en el instituto Eduardo Pondal carballés, donde venía ejerciendo desde el 99, desde hace 17 años. El oficio en el que empezó y terminó su vida laboral es el de profesor, aunque cuando estudiaba también aprovechaba los veranos para trabajar en Suiza: «A miña familia era humilde e tiña que gañar para os estudos». Antonio nació en la parroquia carballesa de Sofán y sigue viviendo en el municipio. No obstante, antes de llegar al Parga Pondal hizo un largo periplo: año y algo en la escuela privada, inicio en el Canosa-Rus en el 79 (una sustitución) y después Baio, Cerqueda, Tallo, Leiloio, Carballo y Buño (fue ocho años director del centro Joaquín Rodríguez Otero). Siempre como profesor de gallego, aunque tiene también otras especialidades.
Pasó, pues, por escuelas unitarias, por educación primaria y secundaria, alumnos estos últimos con los que más le gusta trabajar. En Buño, dice, también estaba muy contento: «Foi unha experiencia moi gratificante que lle recomendo a todos. Tes moita responsabilidade, pero dedicándolle traballo e esforzo, todo se saca para adiante». El balance de su vida laboral es «totalmente positivo»: «Teño a sensación de ter vivido continuos cambios na lei de educación, pero nunca alteraron a miña idea de compromiso co labor docente e, sobre todo, co alumnado». Antonio ve preciso un consenso entre fuerzas políticas para darle más estabilidad al mundo educativo, sin que haya tantos cambios periódicos (cree recordar que, desde el año 79, pasó por siete modificaciones legislativas distintas, «demasiadas», al menos en comparación con otros países): «Logo, tampouco dotan á educación dunha lei orzamentaria suficiente para levar a cabo esas reformas, e así vai».
«Ser persoas»
Hay, por tanto, cosas que mejorar, también en cuanto al modelo: primar el conocimiento y no tanto la memorización, por ejemplo. «Eu, a verdade, era un dos que usaba moito na clase as TIC (Tecnoloxía da Información e a Comunicación)», apunta. Tenía un blog para los estudiantes, subían los trabajos a una Wiki privada y llegaron a usar también una red social para alumnos, la denominada Edmodo, autorizada por el Ministerio de Educación y Ciencia. La conoció en el seno de esos programas de convivencia -Arce- en los que participa el Parga Pondal. Una red social supervisada por él y con cabida también para los padres: «Iso non lles gustaba nada aos alumnos. Preferían o Tuenti ou o Facebook [ríe], pero algo conseguimos». Por los pupitres de Antonio Fernández ya pasaron varias generaciones: tuvo hasta nietos de primeros alumnos. ¿Han cambiado los jóvenes? «Todos os cambios que se producen na sociedade repercuten na escola. Eu digo sempre que os rapaces son, foron e serán rapaces. O que temos que darlle é os medios e recursos necesarios para cheguen a ser persoas, sobre todo. Non hai que pensar só e sempre nos estudos. Que sexan autónomos, que adquiran un mínimo espírito de sacrificio para poder afrontar a realidade da vida, que o teñen cada día máis difícil».
A mayores, apunta, entran también las circunstancias personales: los cambios en las familias, o los diferentes contextos, «repercuten nos rapaces e iso vivímolo todos os días». A Antonio le gusta recordar lo mucho que aprendió de alumnos con discapacidad motora: «Son encantadores, dá gusto traballar con eles, sempre che alegran a vida». Obviamente, dice que uno no siempre va con el mismo humor al centro, «pero sempre hai algún alumno que no medio da clase ten unha saída impresionante, unha marabilla». Una vez jubilado, tiene un mundo de aficiones que atender. Una de ellas, la fotografía, la misma que le reportó algunos premios y le llevó hace unos días hasta O Cebreiro para inmortalizar la nieve. El ejercicio («piscina, andar...»), la pesca deportiva desde embarcación, el aeromodelismo... Sigue renovando además la licencia de piloto de ultraligero (lo que le sirvió para tener el título oficial de piloto de dron). Le encanta asimismo conocer lugares y le encanta, sobre todo, Galicia: con algunos compañeros hace rutas y proyectos fotográficos. Le espera ahora más tiempo con la familia y, siempre, la colaboración con el Parga Pondal.