Dueños de nuestra propia vida

César Bugallo LA OPINIÓN DEL EXPERTO

CARBALLO

15 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Envejecer en el propio hogar suele ser un deseo compartido por la mayor parte de las personas, sin embargo cuando por determinadas circunstancias y a pesar de las posibles ayudas intermitentes que podamos recibir en nuestros domicilios no podamos seguir envejeciendo, que es lo mismo que decir viviendo, con calidad en nuestro hogar, se hace necesario recurrir a servicios externos que nos permitan conciliar el hecho de envejecer con la mayor calidad posible sin necesariamente abandonar nuestro hogar ni romper con nuestro entorno. Un buen medio para aunar esos dos objetivos es la utilización de un centro de día en el cual recibamos la ayuda necesaria pudiendo regresar a nuestro hogar una vez finalizada la jornada.

Así, un centro de día adecuado sería aquel que estuviese relativamente cerca de nuestro domicilio, para evitar que el viaje de ida y de vuelta se haga tortuoso, contase con instalaciones amplias y adaptadas, y fuese gestionado por personal técnico sensible y formado en el ámbito de la gerontología y de la tercera edad. Asimismo, sería conveniente que contase con una decoración y trato hogareño y humanizado para favorecer el sentido de pertenencia de tal forma que el centro se convierta en una prolongación de nuestro propio hogar. Sin embargo, el centro más adecuado es sin duda aquel que respete la autonomía de sus usuarios, promueva el proyecto de vida de cada persona teniendo en cuenta su biografía, que es lo que las hace realmente únicas, y sobre todo en el cual comprendan que toda persona es dueña de su propia vida y poseedora de dignidad independientemente de su situación.