Edificios con valor histórico o sin él salpican el litoral de la zona en completo abandono
26 ene 2020 . Actualizado a las 21:40 h.La modificación del reglamento de la Ley de Costas, que se calcula que en Galicia podría afectar a más de un centenar de empresas en funcionamiento, entre ellas la piscifactoría de Tres Mares en Lires, no evitaría, como tampoco lo han hecho las normativas anteriores la proliferación de edificios abandonados que salpican toda la Costa da Morte. En algunos casos se trata de inmuebles con valor histórico y en otros auténticos adefesios sin otra perspectiva que convertirse en montones de escombro comidos por la maleza.
Solo en Camariñas y a una distancia de apenas 300 metros hay dos antiguas cetáreas comidas a medias entre la salitre, el abandono y el vandalismo que ofrecen un aspecto verdaderamente decadente. Llevan, según los vecinos, más de 20 años sin funcionar y sin que se le haya encontrado un uso alternativo o un derribo en condiciones que, por estética del entorno, es lo que parecen pedir hoy en día.
Pocas instalaciones de este tipo quedan en funcionamiento. Una de ellas es la de la playa de Corveiro en Fisterra, donde ayer no fue posible contactar con sus propietarios para ver en qué medida le afectaría la nueva normativa. Sí recuerda el exalcalde José Traba que en su día pidieron una prórroga de licencia, aunque no sabe concretar cuando expiraría.
Sin salir del entorno de la ría de Corcubión hay otros inmuebles parecidos de los que únicamente quedan las estructuras o incluso solo una parte de los muros. El patrón mayor fisterrán, Manuel Martínez, cita la antigua conservera, que Fernando Carrillo, de Buceo Finisterre, explica que fue de su abuelo, lleva más o menos abandonada desde los años 70 y pertenece a la cofradía. «Ofrecéramoslla á Xunta para facer o centro de saúde, porque nos parecía un bo sitio facéndolle entrada por enriba e por baixo, pero quedou en nada», recuerda Martínez, mientras que Traba precisa que, al estar la zona afectada por Costas, ya con la ley anterior «poderías manter a actividade orixinal, pero entre conserveira e centro de saúde, non».
El ex patrón mayor de Corcubión Pepe Domínguez cita algún caso más como el de Sardiñeiro, germen de la actual Cerdeimar de Camariñas, donde actualmente se ubica el Merendero, o incluso un caso más antiguo, este únicamente de salazón, en la zona de Boca de Sopa, yendo hacia el Faro Cee, donde llegó a trabajar el abuelo de su esposa y de la que hoy únicamente quedan algunos muros como referencia de lo que fue.
En Cee, está el más que conocido caso de la antigua ballenera de Caneliñas y los salazones catalanas, las ruinas de la Sicar al inicio del paseo marítimo y otra salazón menos conocida, que ahora prácticamente oculta el edificio de la depuradora, pero que si este se derriba, tal como está previsto con la construcción de una nueva con las ayudas europeas, cobraría un nuevo valor.
Ya en Carnota quedan ejemplos de importante valor arquitectónico y paisajístico en Quilmas, Caldebarcos o en la playa de Boca do Río.
La alcaldesa de Cee aspira a darle un uso deportivo y recreativo a la zona de Caneliñas
Algunos de estos bienes tuvieron oportunidades para una nueva vida con el bum de la construcción, pero una vez apagada la fiebre del ladrillo quedaron en el más absoluto abandono.
De lo poco que hay en estos momentos en proyecto destaca la intención de Antonio Muíños (Porto Muíños) para recuperar el faro de Lobeira, con una idea rompedora de divulgación gastronómica, a la que aún le quedan muchos obstáculos por superar.
El espacio con más posibilidades es, sin duda, el de la antigua ballenera de Caneliñas. La alcaldesa de Cee, Margarita Lamela, tiene intención de dotar el entorno para actividades recreativas y deportivas, dentro de su ambicioso proyecto para unir toda la costa hasta O Ézaro con una senda peatonal. De hecho, espera mantener en Madrid en el mes de marzo una reunión al respecto, aunque admite que sería una empresa de años para llevarla a cabo y poner la zona al nivel del atractivo paisajístico e histórico que tiene.