Tesoros de una vida detrás del gol

Antón Lestón Lago
antón lestón CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Basilio Bello

Atletas del Atlántico | José Antonio Periscal fue campeón de Galicia con el Bergantiños, y de la Costa con el Deportivo Carballo

25 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo el mundo sabe que José Antonio Periscal Barca (Carballo, 1947) es uno de los grandes jugadores de la historia del Bergantiños, en donde comenzó siendo juvenil y al que regresó, tras ser fichado por el Compostela, para ganar la Copa Galicia un día de San Juan de 1969 en una de las grandes hazañas de la historia rojilla. Los aficionados al fútbol comarcal también saben que exhibió su coraje y su tremendo instinto goleador en el Deportivo Carballo, Xallas, Malpica u Ordes, donde empezó una trayectoria como entrenador que lo devolvería al Bergan y lo haría pasar por Soneira, San Lorenzo, Sofán, Malpica o Ponteceso.

No obstante, lo que seguro mucha gente no conoce es lo que guarda en el salón de su casa, a donde el futbolero de la zona que entra siente algo similar a lo que el amante de arte cuando visita el Prado o el Louvre. Ya con 76 años, aunque en plena forma por su afición a la bicicleta, Periscal ejerce de guía para enseñar un sinfín de recuerdos que le ha dejado el fútbol «miña paixón, miña vida», dice. En las paredes cuelgan decenas de fotos enmarcadas, con protagonismo para tres formaciones: la del Bergantiños campeón de la Copa Galicia 1969, impresa en tela, la del Malpica finalista de la Copa da Costa 1975 y la edición siguiente. A cada imagen, más nostalgia: «como sufrimos en Vigo!», admite de la conquista con el Bergan. «Menuda malleira nos meteu aquel día a Esteirana, era un equipazo», comenta sobre la final perdida con el Malpica o «aí nos entregou Amancio a Copa no Ara Solis», dice sobre la de 1976.

A las fotos les acompañan en la pared bastantes recortes de prensa, entre los que hay entrevistas, descripciones o reportajes acerca de su talento sobre el verde. «A que máis ilusión me fai e esa, que ma fixo Pepe Domingo Castaño cando estaba eu no Compostela», señala.

Pero su museo particular guarda muchos más tesoros que los que muestra la pared. En la estantería destaca la presencia de un gran trofeo, el del máximo anotador de la Liga da Costa, con 28 goles, en la temporada de 1972: «Entregoumo o xefe de carburos en Cee, na Xunqueira, e díxome que podía levar a quince invitados», recuerda. Entre los diversos galardones le enorgullece, en particular, la placa de agradecimiento que le regalaron los jugadores del Ordes una vez que la directiva lo había destituido. Y en esa misma estantería, abajo de todo, el gran cofre, una caja de zapatos, en el que guarda sus mayores riquezas.

Tres son las principales joyas de la corona: unas botas de cuero en perfecto estado que encontró en un trastero, una camiseta del Bergantiños juvenil de principios de los años 60 y una prenda de entrenamiento del Compostela, con el nombre del club en la espalda y el dorsal 8 bordado, en rojo, junto al corazón: «Con isto xa non nos facían falta pesas, imaxínate os días de choiva», indica. También conserva la equipación del Bariloche, en el que jugó en veteranos y que vestía con los colores de Boca Juniors por ser argentinos sus promotores. Y entre la ropa destaca un silbato, el que le regaló el mítico Horacio Regueira por protegerlo hasta el vestuario del árbitro en el campo del Carral, tras un derbi tenso estando en el Ordes.

El privilegiado que visite su museo particular tendrá que atender bien a sus anécdotas, pues son esas y no los objetos los que guardan las mejores memorias. Desde su sueldo de «8.500 pesetas» en el Xallas porque en el Esteirana le ofrecían 8.000, hasta su concienciada opinión de que el Cee de los 60 fue el mejor equipo de la historia de la zona. «A súa aliñación aínda a digo de carrerilla, como se fose a do Madrid», exclama. Y no es una opinión cualquiera.