Mariano Muñiz: «Foi duro ver morrer a Gerardo, pero mentalizámonos de que había que subir»

Antón Lestón Lago
Antón Lestón CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCÍA

Atletas del Atlántico | Fue parte del equipo que ganó la segunda Copa Galicia, en 1985, y ahora es delegado

18 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocas personas en el Bergantiños han sido esenciales para el club durante tantos años como Mariano Muñiz Regueira (Razo, Carballo, 1959). Primero como jugador, luego como ayudante de Elduayen y preparador de los juveniles y ahora, desde hace once años, como delegado. «É que me gusta moito o fútbol!» responde cuando se le cuestiona sobre el mucho tiempo que le ha dedicado a la pelota. Empezó jugando en el colegio Fogar, cuando aún no se llamaba así, mientras estaba interno. «Estaba alí de luns a venres, polo que xogaba moito», recuerda. Su primer club fue el Deportivo Carballo, con el que, tras un breve paso por el Sporting Bértoa, sorprendió al entrenador del Bergantiños, Belló, en el trofeo de San Xoán de 1983. Por aquel entonces al club rojillo lo presidía la Peña 28 y quiso sumar para su equipo de Preferente a este centrocampista de 24 años que era un auténtico portento físico.

Era, también, el retorno del Bergan a la Preferente, pero ya con José Luis Calvo a los mandos se armó un gran equipo que dejaría hazañas para el recuerdo en las dos temporadas siguientes. Mariano compartía vestuario con Piña, Lolo Asturiano, Mato, Alfredo de Malpica o Durán el de Pozoblanco y en 1985 se proclamaron campeones de la Copa Galicia, igualando aquella inolvidable gesta de 1969. Lo hicieron tras vencer 3-0 en la ida y caer por 0-1 en la vuelta. «Apenas sufrimos», destaca el hoy delegado. A punto quedaron también de ascender a Tercera, aunque para eso tuvieron que esperar un año, que se hizo eterno tras la que recuerda como su peor experiencia: «Estabamos adestrando na de Calvo, estaba o campo encharcado e, de repente, o míster Gerardo desvaneceuse. Aínda xogaba Kiko, o médico da Laracha, e intentou reanimalo. Despois veu a ambulancia, pero non houbo maneira. Hai case 40 anos, pero sigo acordándome perfectamente», dice.

Gerardo Calvo falleció el 21 de febrero de 1986 y, lo que habría hundido a otro equipo en la pelea por el ascenso, dio más fuerza aquel Bergan: «Os primeiros días foron moi duros, pero mentalizámonos de que había que subir e tiñamos un gran equipo», cuenta sobre el plantel que Manolo Varela terminó por hacer campeón con récord de 112 goles en 38 partidos. Ya en Tercera y dirigido por Julio Díaz, Muñiz no terminó la temporada: «Ao comezar a tempada, Lerio non quixo facer ficha, pero despois volveu en xaneiro e Julio díxome que lle sobraba un nese posto. Eu acepteino porque así é o fútbol», explica. No terminó aquel histórico año del ascenso a Segunda B, pero sus incansables subidas por la banda y su tremendo trabajo dejaron una profunda huella en la afición. «A xente sempre me amosou moito cariño e iso é co que me quedo», resalta.

Once años como delegado

Tras su paso por Chorís, le fichó el Soneira, de allí pasó al Órdenes y acabó haciendo de jugador y entrenador en el Laracha, con casi 40 años, lo que pone de manifiesto lo mucho que se ha cuidado siempre. Luego, Elduayen lo reclutó durante su etapa como entrenador del Bergantiños y dirigió al juvenil, en solitario y junto a Mol, con el que subieron a Liga Nacional. Hasta que le llegó el momento de sustituir a Ángel Domarco, que había sufrido un infarto en un partido frente al Narón. «Díxomo Pichel e como tiña ese bichiño aí sigo», comenta. Lleva once años, pero se queda con la experiencia de viajar por toda España. «Os dous últimos anos, en Segunda RFEF, nese aspecto foron marabillosos. Pero o ano pasado houbo un cambio moi brusco que acabou por causar mal ambiente e esa situación tan mala do descenso. E mira que era bo equipo, pero o fútbol, xa sabes... Así como nós nin nos imaxinabamos ascender no 86, é incrible que ese equipo o pasara tan mal», sentencia.

ANA GARCÍA

Ahora, Mariano Muñiz desea que el actual conjunto logre repetir el ascenso como lo habían hecho contra el Arousa hace dos años en uno de los «días máis felices» de su vida, en la que el Bergantiños ocupa un lugar privilegiado.