Julio López, el empresario de gasolineras que se graduó en Derecho a los 56 años

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Julio López, esta pasada semana, entre sus hijos Carmen y Julio
Julio López, esta pasada semana, entre sus hijos Carmen y Julio JLV

El presidente de las estaciones de servicio de A Coruña superó, además, la dislexia, y coincidió en los estudios con sus dos hijos

18 jun 2024 . Actualizado a las 21:00 h.

«Un camino de esfuerzo y superación: mi viaje hacia la licenciatura en Derecho». Así resume Julio López Vázquez su recién logrado grado en la Universidade da Coruña, cuyo acto de graduación se acaba de realizar. Un título siempre es para celebrarlo, pero más si, como es su caso (como los es en tantos de adultos que deben multiplicar las energías si se enfrentan a retos similares cuando la época de estudio quedó atrás hace mucho) ha tenido que superar diferentes obstáculos. Sobre todo, la falta de tiempo por múltiples ocupaciones laborales, de evidente falta de hábito, de edad (comenzó con 50 años, tiene ahora 56), de acudir a las clases a la Facultade de Dereito da Coruña (y no por la UNED, como hacen numerosos adultos), y de luchar contra su dislexia que, aunque no es de la mayores, sí le ha ocasionado problemas en alguna asignatura. De ahí el doble orgullo, que él mismo comparte y explica (incluso con las notas), en su página web, denominada Julio Bazarra. Ese es el nombre de la estación de servicio de Cee de la que es gerente desde hace ya cerca de cuarenta años, ya que empezó muy joven en ella, procedente de su Boimorto natal. Del lugar de Bazarra, muy cerca de Vilar de Toba, donde está, era el fundador de la estación, en 1969, y ya le quedó el nombre. Ahora, a él.

La gestión de esta gasolinera, que es la que más servicios y personal tiene de toda la Costa da Morte, además de su cargo como presidente de la Asociación Provincial de Estaciones de Servicio de A Coruña y vicepresidente de la federación gallega (entre otras entidades), que le obligan a disponibilidades inmediatas, le ha supuesto «un esfuerzo titánico y una gran dosis de determinación», describe.

JLV

Además del tesón, en sus estudios ha coincidido con sus dos hijos. Empezó la carrera al tiempo que su hija Carmen, hace siete años, que ya se graduó en Filoloxía Inglesa también en la UDC, y la termina de manera paralela al final de los estudios de Diseño e Informática de su hijo Julio, que en unos días tendrá la ceremonia de graduación. Con ambos, Julio padre compartió la propia, y con mucha emoción. Y agradecimiento: desde a los compañeros que le echaron una mano con los apuntes y con otros detalles menores, pero importantes, como a los profesores, sobre todo por su «paciencia, dedicación, comprensión y disposición», explica.

El día a día, o más bien los muchos días de estos años, le han servido también de aprendizaje personal, pasando muchas horas al lado de compañeros de la edad de sus hijos. Incluso con profesores más jóvenes que él. «Valeume moito para entendelos. Os problemas entre eles son comúns, os valores xa non son coma os osos, distintos, pero importantes. E é xente moi responsable, con criterio. Hai que entender que son outra xeración que non se pode comparar á nosa, mesmo no xeito de comunicarse. Prefiren as mensaxes antes que as chamadas», bromea. 

Temas grabados

Julio iba a clase, generalmente, dos días por semana. En la pandemia no era necesario, y ahí tuvo un aliado importante. Se grababa los temas y los iba escuchando en su coche, a él mismo, con su voz, así poco a poco le quedaban los conceptos. Con la dislexia tuvo que tener un cuidado especial para no meter la pata en determinadas disciplinas, sobre todo.

Fue una carrera de fondo que al final se quedó en medio fondo, casi. «E iso que había xente que pensaba que eu non acabaría. Pero teño que recoñecer que pasei momentos de certa dúbida. Non sempre tes a mesma fortaleza. Aínda que como son corredor de maratóns, estou afeito a afrontar retos difíciles», dice.

Julio también agradece el apoyo de su pareja, Cristina. Y reconoce que está muy satisfecho del resultado. Y de haber compartidos estos años de estudio junto a sus hijos (él solía hacerlo desde las cinco de la mañana), quienes lo ayudaron en cuestiones en las que él estaba un poco más alejado. Compartieron muchas horas al lado preparando los temas, y hasta competían con las notas, y los unos se muestran orgullosos de los otros.  

Julio incluso sacó la mejor nota de todas en algún examen, y presenta un currículo con excelente calificaciones. Y aguarda que su experiencia pueda inspirar a otros a hacer lo mismo.