Adjudicada por 22,4 millones la futura planta de tratamiento textil del Sogama

CARBALLO

La Xunta prevé que las obras estén finalizadas a lo largo del segundo trimestre del 2026
03 may 2025 . Actualizado a las 11:28 h.La Xunta adjudicó este viernes por 22.480.815 euros el contrato correspondiente a las obras de construcción de la que será la primera planta pública de clasificación de residuos textiles de Galicia.
La instalación, que se ubicará en el complejo medioambiental de Morzós, en Cerceda, por parte de la empresa pública Sogama, ocupará una superficie de 8.000 metros cuadrados, tendrá una capacidad inicial para 3.000 toneladas anuales, aunque una vez plenamente operativa podría tratar hasta las 24.000. De forma paralela, esta instalación generará en una primera fase entre 16 e 30 empleos directos que se cubrirán, con carácter preferente, por personas con diversidad funcional o en riesgo de exclusión social.
Considerada una «iniciativa tractora e integradora», como la definieron en la Xunta, con esta planta de clasificación textil, Sogama y el Ejecutivo autonómico pretenden dar respuesta a las exigencias incluidas en la ley sobre residuos y suelos contaminados para una economía circular estatal, que obliga a los concellos a recoger los residuos de origen textil de forma diferenciada desde enero de este año, y a las empresas del sector a incorporar a sus productos un porcentaje de fibra reciclada. También permitirá atender las necesidades de la sociedad en su conjunto, toda vez que, a día de hoy, el 90% de estos restos —que continúan creciendo de forma exponencial por efectos del consumo— acaban en los vertederos. Y contribuirá también a los objetivos de descarbonización de Galicia, «tendo en conta que segundo datos da Axencia Europea de Medio Ambiente as compras de roupa e produtos téxtiles na Unión Europea xeraron arredor de 270 quilos de emisións de dióxido de carbono por persoa no ano 2020», argumentaron desde la Xunta.
Es más, la propia edificación deberá cumplir diferentes criterios de sostenibilidad, como el uso de materiales reciclados, duraderos y fáciles de mantener; soluciones de ahorro energético, dando prioridad a la luz natural; mejoras vinculadas al ahorro del consumo de agua, y análisis del ciclo de vida del edificio, es decir, «do impacto que terán os materiais utilizados, tanto na fase de construción, como na de explotación e demolición».
Tras producirse la licitación y partiendo del proyecto básico, la adjudicataria deberá encargarse de la redacción de los diferentes proyectos, informes y estudios necesarios para obtener y agilizar las correspondientes licencias y autorizaciones administrativas, «tendo en conta que a instalación debe estar culminada no segundo trimestre de 2026», según los cálculos del Ejecutivo gallego.
Una vez recibidos los restos textiles en la instalación, el personal procederá, en una primera fase, a una preclasificación con el fin de separar aquellas piezas que se encuentren en buen estado para destinarlas a la reutilización. El resto de residuos pasarán posteriormente por un proceso de clasificación «con intelixencia artificial mediante o cal se conseguen segregar os téxtiles por composición e cores». A continuación se separarán los elementos, denominados impropios y accesorios, como botones o cremalleras. Los tejidos resultantes serán prensados y serán enviados a los centros recicladores para transformarse en fibra textil reciclada.
Además, aquellos residuos de origen textil que, «dadas as súas características, non poidan ser reutilizados nin reciclados, serán valorizados enerxeticamente, evitando que acaben enterrados en vertedoiro, a peor das opcións desde o punto de vista da xerarquía de residuos debido ao seu negativo impacto ambiental e sobre a saúde», esgrimieron en la Xunta.