De mis viejos tiempos de profesor de Geología conservo todavía mi amor por la Cristalografía, la ciencia de la simetría inventada por los griegos antes de que la especie humana hubiera aprendido a utilizar los Rayos X, aunque sea todos los días atravesado por los que le mandaba el Sol, sin pedir permiso. Después ya hizo uso, amaestrado, para ayudar a curar a los seres vivos y también salvaje, para estudiar la simetría cristalina. La geología es la ciencia que estudia los minerales que en la Tierra han encontrado su patria de promisión: en el planeta donde vivimos es donde mayor número de minerales existen de todos los conocidos en el Universo, habiéndose encontrado hasta el momento 4.400 lo que habida cuenta de los que había en la Tierra primitiva, 250, antes de que apareciera la vida, supone un gran incremento.
Y teniendo en cuenta que este crecimiento exponencial se debe, directamente, a la existencia de la vida en la Tierra, nos podemos dar cuenta de lo que significa la presencia, por ejemplo humana, en la Tierra, contra todo lo que se dice actualmente. Y la especie humana, aun antes de su desarrollo actual, había inventado la cristalografía, el estudio de la simetría cristalina, para conocer por qué la materia cuando se ordena de forma natural y sin necesidad de la intervención humana, da lugar a esas magnificas construcciones que se llaman los cristales. Y cuando hablamos de cristales y los unimos a la villa de Laxe, nos podemos dejar engañar por la playa de los cristales, o a Praia dos Cristais, pero no, porque en esa playa tan famosa lo que hay es vidrio, vidrio de botella, como se llama a las piedras preciosas falsificadas y que no son más que cuarzo fundido y solidificado rápidamente, sin orden ni concierto, y por tanto sin valor alguno.
De manera que cuando pensamos en lo que es la Tierra, la patria de los minerales, formados en la Tierra y gracias a la vida, que hasta ahora solo se ha encontrado en la Tierra, nos encontramos que precisamente en Laxe, donde nació nuestro geólogo más famoso y que precisamente se distinguió por su actividad y búsqueda de minerales para propiciar el avance de Galicia, se nos ha aparecido ese proyecto escultórico filosófico llamado El Alma del Mundo: consiste en combinar dos elementos, por una parte la esfera de la Tierra, que tiene su alma simbolizada por un hexaedro o cubo que es la figura más sencilla de las que simbolizan la estructura de los minerales: seis caras cuadradas combinadas de forma sencilla, pero en cuyo volumen se encierra la mayor cantidad de simetría que existe en la materia cristalina. Desde pequeños estamos acostumbrados a jugar con este volumen que si agrada es por su simplicidad y porque con él podemos construir cualquier forma que se quiera y sobre todo con la sencillez con la que trabaja un niño.
El escultor valenciano Rafael Trénor ha buscado por todo el mundo, durante 37 años, los lugares donde saldría ese hexaedro o cubo que, idealmente, simboliza la estructura cristalina de los minerales que han formado el mundo construido desde que la vida se inició en la Tierra, hace 4.500 millones de años. En su largo viaje, Trénor buscó de dónde saldrían los 8 vértices que eran Molokai'i, en Hawai; la Isla del Maíz, en Nicaragua; el Kalahari, en Botsuana; el Arahura, en Nueva Zelanda; Tierra del Fuego, en Argentina; Bagdarin, en Siberia, y Cocos Island (o Islas Keeling), un territorio externo de Australia, en el Índico. Solo quedaba un último vértice, que de acuerdo con las leyes de la cristalografía/mineralogía cae en Galicia, en la Costa da Morte, y precisamente en la proximidad de la ermita de Santa Rosa, en Laxe. Así que precisamente en el que será el centro del próximo Geoparque de la Unesco, Costa da Morte, en la villa donde nació Isidro Parga Pondal en 1900, es donde se ha calculado que sale el octavo vértice del hexaedro, la figura geométrica que simboliza la mayor simplicidad en la forma y que contiene la mayor simetría mineral que existe.