Dos indigentes amplían sus dominios en el lavadero del Pazo da Cultura de Carballo

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

ANA GARCÍA

Marco Pascal pasó de vivir al raso y en un saco de dormir a crear un improvisado hogar con una tienda de campaña recubierta de plástico y cartones

11 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Marco Pascal tiene 39 años y nació en la ciudad alemana de Colonia. Lleva malviviendo en la calle desde que prácticamente era un adolescente. En Carballo llegó a estar en la estación de autobuses, en un banco y soportales. También estuvo en una casa de acogida de la parroquia de Carballo. Pero su supuesto carácter irascible y poco conciliador no le ayudaron. Tampoco su escaso interés en cumplir las normas, por lo que, finalmente, tuvo que recoger sus pertenencias y regresar a la calle.

ANA GARCÍA

Desde septiembre del pasado año tiene un nuevo e improvisado hogar. El lavadero cubierto más grande de la Costa da Morte. Está situado junto al Pazo da Cultura. Sus 26 metros de largo ofrecen, por lo menos, un techo a los que carecen de recursos para encontrar una vivienda digna. Eso sí, la insalubridad y los malos olores se perciben ya en las inmediaciones del lavadero.

Marco Pascal durmió primero al raso, con un simple saco de dormir como única protección. Poco tiempo después se hizo con una tienda de campaña de color rojo. El frio, la lluvia, el viento y la humedad provocaron que, poco a poco, acudiera a los contenedores en busca de diferentes elementos con los que guarecerse de los sucesivos temporales y borrascas que asolaron la Costa da Morte desde que arrancó el otoño. Sobre todo, la humedad, como relató recientemente a La Voz.

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Primero colocó cartones alrededor de la tienda para soportar el intenso frío de enero y febrero. Poco a poco, Marco Pascal se fue haciendo con más y más residuos con los que ampliar su dominio en el interior del lavadero. Cogió cordones de zapatos y zapatillas deportivas, plásticos, precinto... Todo lo que encontró a mano para rehabilitar su pequeño espacio vital. Todos estos materiales los empleó como sujeción. Los cartones fueron elevándose hasta alcanzar el techo del lavadero. También empleó una especie de toldo de color verde para recubrir la estancia que da acceso a la tienda de campaña. Para evitar que se venga todo abajo se sujeta todo bien a las vigas y pilares del lavadero. Incluso habilitó tres huecos a modo de pequeños ventanucos, protegidos con cartones. Y para completar la estancia, forró la tienda de campaña con plástico de color negro, recubriendo todo con precinto. Justo al lado de la tienda de campaña, Marco construyó una especie de estantería en la que coloca los enseres, como paraguas, prendas, cajas... Y donde también descansan sus perros.

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A escasos tres metros malvive el vecino de Marco Pascal. Jesús Rodríguez Costa es natural de Tordoia y tiene 79 años. Como el ciudadano alemán, también ocupa un espacio en el interior de este lavadero desde septiembre. En su caso, según su versión, no le quedó más opción al no encontrar a nadie que le alquile un piso a él y su familia después de tener que abandonar la casa en la que residían por el impago de dos meses de renta. Su esposa y sus tres hijos hacen vida desde hace siete meses en el interior de un Seat Ibiza. Jesús Rodríguez descansa en una tienda de campaña que, en su día, le regaló el carballés Arturo Varela Amado, quien se tuvo que refugiar debajo de un árbol, junto al Anllóns, después de ser expulsado por los dueños del trastero en el que malvivía por relatar sus condiciones de vida a La Voz.

La tienda de campaña de Jesús Rodríguez Costa es de color azul y está cubierta de cartones para evitar los rigores de la humedad, que tanto daño le causan, sobre todo en las piernas, como consecuencia de un grave atropello sufrido en el 2008 en la recta de A Tablilla, Cerceda.