Chicho González: «Teño cambiado unha maqueta de barco por unha cociña ou un cuarto de baño»
![Antón Lestón Lago](https://img.lavdg.com/sc/DxmEG_IU63AFpjWHWaJ_FcSxrFg=/75x75/perfiles/1651151866027/1720996150434_thumb.jpg)
CORCUBIÓN
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Historias | Este corcubionés recrea en madera barcos, santos y monumentos como el Carrumeiro
22 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Marcelino González Canosa, más conocido como Chicho de Edelmira (Corcubión, 1932), comenzó a trabajar a los 14 años «no taller de Adolfo», en Cee. Su padre era carpintero y él pronto demostró las mismas capacidades. Trabajó mucho por su cuenta, aunque también en los astilleros de la Sícar, en Inesa, o como profesor de unos cursos de carpintería y jardinería en el recinto de Gallina Blanca en Corcubión. Para entonces ya era reconocido por su cuidadoso trabajo y su calidad en el resultado. Tanto, que se le llegó a encargar restaurar el retablo de la Iglesia de Santa Uxía (Dumbría), que se había deteriorado por una inundación. «Os veciños viron que viña desfeito en pezas nun tractor e pensaban que xa non volverían velo, pero quedaron encantados», afirma un Chicho que encontró su gran afición ya cerca de la jubilación, cuando trabajaba en el Museo Marítimo de Corcubión.
«Eu recordo que, de rapaz, Jesús González facía maquetas, metíaas no seu escaparate de Cee e os rapaces corríamos para velas», indica, argumentando que el interés por las réplicas de los navíos ya venía de lejos. «Ao ver as miñas primeiras recreacións, Marcelo Castro díxome que lle fixera algunhas maquetas dos seus barcos», cuenta. Y ahí empezó todo. Desde entonces, cientos de pequeñas embarcaciones navegan por su vivienda y las de su familia. Suele tardar entre uno y dos meses, aunque la edad no perdona: «As mans xa non traballan igual e non podo dedicarlle tantas horas», señala.
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Son reproducciones idénticas a las embarcaciones reales, de las que consigue fotografías o planos. «Meu pai facía botes de pesca nos almacéns de Minións, eu ía sempre velo cando saía da escola e agora sigo o seu proceso para facer as maquetas, porque as fago tal cal os barcos reais: primeiro a quilla e despois vou tirando», dice. Lo cierto es que a sus recreaciones no le faltan detalle: «Ese é o mérito da maqueta», resalta, mientras cuenta cómo los ingleses se volvían locos abriendo las pequeñas bodegas y descubriendo las costillas o las arboladuras de las naves realizadas por Chicho.
De tanta calidad eran, y son, sus obras, que algunas están expuestas en el Museo do Mar de Galicia, en Vigo. Y eso que él ni lo sabía. Fue su nieto, Edu, al que le resultó familiar lo expuesto en una de las vitrinas e invitó a la familia a que se desplazasen hasta allí. Lo hicieron en el mes de agosto y, tras mucho buscarla, dieron con ella. «Alí está ben, que teñen xente coidándoa», dice Chicho, sobre una de las pocas maquetas que no están en su poder, pues participó en pocas exposiciones y nunca le gustó venderlas: «Non vendín, pero si cambiei. Unha vez cambiei unha por un cuarto de baño e con outra fixen o mesmo por unha cociña. Eu dixérallo a Pachín medio en broma, pero el deuma».
San Marcos y el Carrumeiro
Además de los barcos, también se decidió a recrear monumentos, como el Faro Carrumeiro, o las imágenes de San Marcos y A Xunqueira. «Foi Rafael Mouzo o que me animou con San Marcos. Eu tíñalle moito respecto á súa figura, polo que representa e porque ten máis de 500 anos e é de carballo americano. Pero unha vez tivera a oportunidade de examinala ben coa escusa de meterlle unha chapa traseira, despois de que Francisco de Campia decidise quitarlle 30 quilos porque lle pesaba moito para cargalo. De feito, desa vez collín unha pequena peza para tela comotesouro pola miña devoción ao Santo e... Perdina!», advierte entre risas.
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El que fuera presidente del Dépor, Augusto César Lendoiro, es otro de los privilegiados que tiene una de sus obras, pues quedó prendido de una reproducción en madera del patrón corcubionés cuando inauguró el pabellón, que lleva su nombre, en el municipio.
«Teño tocados moitos dedos, pero aínda non cortei ningún», concluye el talentoso artesano.