«¿Pero es que las gentes viven tan apretadas en la tierra nuestra?», se preguntaba un semanario hace un siglo sobre el elevado éxodo
27 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Antes de la guerra —la Primera Europea— no salían de Alemania más que dos emigrantes por cada 10.000 almas; de Holanda, tres; de Suiza, catorce; de Finlandia, 29; de Dinamarca y Austria-Hungría, 31; de Suecia, 36; de Bélgica, 44; de Noruega, 54; de Italia, 70; de España, 120 ¿Pero es que las gentes viven tan apretadas en la tierra nuestra?», interrogaba el editorial del semanario Región Gallega del 16 de junio de 1924, un periódico fundado por Pepe Miñones en A Coruña.
La respuesta es que se marchaban a donde decían que había más pan que en su propia casa. Y por eso viajaban a las Américas con la esperanza de salir de la pobreza. Un ejemplo lo podríamos focalizar en Fisterra, un concello del que salieron miles de emigrantes a través del tiempo, en numerosos casos familias enteras que no dejaron nada material en su terruño natal.
Precisamente, nacidos en la villa del Santo Cristo fueron los cuatro hermanos Casta María, Dolores, Manuel y José Olveira Senlle, que también emigraron para la Argentina, el país que a través de la historia recibió a más fisterráns. Manuel lo hizo en 1922 y, por tanto, fue el primero de los hermanos que abandonaron su pueblo. En el país austral, en 1926 fue elegido vocal de la primera junta directiva de la Sociedad Finisterre en América.
Por su parte, Casta María, que aún estaba soltera cuando se marchó con 22 años para el país de la Pampa, embarcó en el vapor Cap Polonio en A Coruña y arribó a Buenos Aires el 4 de octubre de 1926.
Y Dolores, que estaba casada con Ramón Domínguez y tenía una hija de corta edad, se fue con 29 años para Buenos Aires en el vapor Taormina y llegó a su destino el 18 de octubre de 1927. Y también José, O Jololo, del que carecemos de datos... Y sabe Dios con qué esfuerzos y sufrimientos los cuatro hermanos fisterráns fundaron una nueva vida, cada uno por su lado, suponemos, pero juntos ante los malos o buenos momentos. Allí nacieron también sus hijos... y allí descansan hoy también sus restos.