
En primera persona | Escribe Pilar Astray | A Fisterra le pedimos símbolo. Llave con la que abrir las compuertas del alma
16 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Donde se une la sensibilidad y la fragilidad con la bravura y la fuerza lo erótico se engancha y se extiende como el fuelle de un acordeón que antes yacía plegado por los dictados de la pornografía. Ahí lo erótico surge como una fuerza inconfundible, primaria y misteriosa. Surge como un poder natural que viene del centro de nosotros mismos, exuda y llega hasta la garganta y nos despeina, nos sobrecoge, nos muerde, nos escalofría y nos abre los ojos inundándolos de un brillo que casi nos convierte en inmortales.
No hace falta revestir de narrativa o construir una trama para que los escenarios de Fisterra sean eróticos per se. Un encuentro entre dos animales humanos bajo la luz de la luna en el lugar donde el mundo parece terminarse y, es ese Thanatos que baila junto a Eros y le arranca la ropa, el que se conjura de forma natural y nos susurra, especialmente aquí: «Vive. Hazlo. Acaba».
Si encontramos el erotismo en las oficinas de las grandes ciudades con sus cristaleras infinitas desde las que nos pareciera intuir el subsuelo y pisotear la tierra con la mirada como si todos los que caminasen fuera de la torre de Babel fueran un decorado y, ese Gulliver hambriento nos cantase profundamente el ardor del trono, es porque precisamente hemos tejido un relato que rezuma el placer del poder o la ligereza en la entrega, en nuestra cabeza, o bien porque este fuego contrasta nuestra indómita bestia con la contención arquitectónica y fálica del ocaso más productivo.
No hace falta desarrollar un Mad Men recurriendo a viejos tópicos para que Fisterra nos arrebate la razón y se vertebre como un lugar en el que vaciarse, refugiarse, saberse perdidos, errantes, efímeros, vulnerables.
Símbolo
A Fisterra le pedimos símbolo. Llave con la que abrir las compuertas del alma y queremos que nos la entregue en la boca, abrir y tragar sus atardeceres, paladeando nuestra finitud y temblar como ángeles caídos en busca de la verdad en otros cuerpos como jardines escogidos para armonizar y custodiar las vísceras de un entorno lleno de belleza. Pienso en el jardín rectangular del Bela Fisterra, salvaje y erótico como un foso en el que caen las miradas de todas las habitaciones. Pienso en esta localización que imita a las antiguas fábricas de conservas galegas y que ha llenado de literatura sus paredes y, creo que, escritores y escritoras tecleando a la vez, compitiendo en este retiro literario, pero amando el talento del compañero compusimos una sinfonía oscura, la de un Jonás percutiendo en la ballena. Un orgasmo creativo colectivo, una orgía mental y despiadada contra un sistema que exalta la individualidad y decapita la poesía. Nosotros fuimos en Bela la revolución del tacto en el fin de la tierra. Una huella pura gota a gota carne, genital y hueso, cerebro y deseo elevándose.

Y así, la novela que se llevó el calor del público, después de dos días para macerar cada uno la suya, sintiendo que en el cuarto de al lado el otro percutía y percutía, destejía y forjaba, serraba y afilaba; fue El Tacto, de María Nieto.
Desde la Praia do Rostro
El azar determinó que a María se le asignase el género ciberpunk, como elementos unas cuerdas de shibari, un pañuelo bordado con un mensaje y un abanico. El escenario con el que tenía que trabajar fue la Praia do Rostro. Y nuestra querida autora alumbró una historia sobre un futuro obsesionado con la eficiencia, en el que tanto los embarazos como los ancianos son considerados ineficaces para un sistema que prioriza los rápidos resultados y ha castrado y domesticado lo natural. Un horizonte sin sangre menstrual resulta terrorífico, sí, y es que, fue la sangre menstrual el elemento común que la mano inocente determinó que debíamos incluir en todas nuestras novelas. Un horizonte sin sangre menstrual resulta terrorífico, sí; un horizonte sin ciclos lunares, sin saber que la vida y la muerte se besan no tan a escondidas para los y las que vamos con las antenas abiertas. Es Fisterra el refugio de lo indomable. Partir y parto.
Una vez dije en un verso que nadie merece ser domesticado y, es aquí, donde la rigidez tiembla y se fragmenta por pretenciosa.
Eros en Fisterra quiere conjurar el poder erótico y devolver a nuestra existencia su plenitud. Las necesidades humanas son psíquicas y emocionales y no entiende el Eros de beneficios. Sí que comprende de éxtasis, catarsis, ataraxia, liviandad, intensidad y gozo. Gastronomía, creatividad, recogimiento y amplitud. Y volverá a desembocar en el final de los caminos para renacernos otra vez, sumisos cautivos del disfrute.
DNI
Pilar Astray (Madrid, 1990), también conocida como Boadicea, es comunicadora audiovisual por la Complutense de Madrid. Múltiples sus facetas: escritora, editora, actriz, locutora, modelo, fotógrafa, directora de cine, activista femenina y directora de la productora audiovisual Mundos Flotantes, una de las partes promotoras del retiro «Eros en Fisterra». Aunque nacida en Madrid, sus raíces son gallegas, y aquí quiere volver.