08 abr 2024 . Actualizado a las 09:52 h.
El uso hostelero ha salvado de la ruina a joyas inmobiliarias. También el capital público, naturalmente (las Torres do Allo o el castillo de Vimianzo son tal vez los mejores ejemplos), pero el aprovechamiento para negocio ha levantado piedras centenarias que se caían: de la rectoral de Moraime al Pazo de Vilar de Francos, del Pazo do Souto (pionero en Galicia) al de Trasariz, aunque en este caso la conservación ya era buena. Incluso para el castillo del Cardeal de Corcubión y para los restos del Soberano hubo proyectos así que no cristalizaron.