Generación a generación, Santa Margarida de Muíño, en Zas, afianza poder de convocatoria: por fe, aguas o meriendas. Así es A Santa
27 jul 2024 . Actualizado a las 00:49 h.«Sacrifico los días de vacaciones que sea para estar aquí en esta fiesta. Me encanta», decía este viernes una coruñesa no lejos de la fuente de aguas milagreiras en el día grande de la romería de Santa Margarida de Muíño, en el municipio de Zas. Toda historia grande se compone de muchas pequeñas y la de esta mujer, Raquel, pasa por el amor. Fue su petición. «Me dijeron que A Santa cumple los deseos, y aquí está [decía señalando a su lado]. Es milagreira, total y absoluta». Su milagro lleva por nombre Miguel, es de Puertollano, Ciudad Real, y desde hace dos años también vive como tradición ir a Muíño, romería a la que Raquel llegó por amigas de la zona. Es una red de redes, una fiesta que ha ido pasando de generación en generación, muchas, y que sobrepasa sin duda alguna los límites de Zas.
Santa Margarida y su ermita del siglo XVIII —aunque el santuario ya existía previamente, e incluso una romería allá por 1670— concentra la atención para los devotos. La vimiancesa Clarisa Vecino, de 88 años, lo es: «Cando puiden vir, vin sempre (...) Para curarnos a todos». Había cumplido ya este viernes con el ritual de la fuente, y allí estaba con sus hijos, «e viñeron os netiños de Suíza». He ahí su pequeño milagro del día.
No le quedan lejos los 90 y recuerda ir ya de niña con sus padres: de aquellos tiempos de infancia evoca «moitísima xente», así que sopesa que «non hai o que había», si bien Miguel Muíño, oriundo de Baíñas, también Vimianzo, tiene otra percepción más reciente.
Lo contaba mientras atendía una parrilla, porque esa, la de las meriendes campestres, es otra de las patas de esta Santa Margarida que nunca cambia de fecha, siempre el 26 de julio: «Levo vindo todos os anos dende hai 32 e teño 47, dende ben pequeniño. No fundamental non cambiou, aínda que agora haxa pulpeira e demais, foi a mellor». Mientras otras romerías han perdido esta parte, en Muíño se conserva esa piña en torno a la celebración: «As familias todas unidas. Nós somos unha peña de catro, sobre 50 persoas, de entre 10 e 80 anos. Pasalo ben, comer xuntos, nada máis». Lo de asar allí lo tienen por tradición, y aunque este viernes estaba algo tapado el cielo, él hubiese agradecido hasta menos calor.
Misas toda la mañana, procesión con la banda Eduardo Pondal, charanga por la tarde, vermú y verbena sostienen una romería de multitudes que incluso origina festivo local en el municipio. Hay, no obstante, tantas fiestas como quienes van a ella, y para muestra la de Roberto Seoane: su peña de amigos, Amistades Geniales, eligió A Santa para festejarle el 47.º cumpleaños.
Llevaron las viandas de casa, otro clásico, y disfrutaron «desta escusa perfecta para vir», como comentaba Lucy Fidalgo desde el grupo. Todavía más maravillosa excusa para el propio Rober, que descubrió una romería de la que no sabía: «Hai un ambiente que descoñecía totalmente, isto está ata arriba. Atópome cun lote de xente coñecida de Santa Comba, Cee.. Carpas, mesas, tómano moi en serio». Quizás por eso, y por A Santa, claro, está muy viva.