Fernando Seoane mediocentro del Lugo
Pocos conocían la faceta realizadora de Fernando Seoane. El tanque de oxígeno del Lugo no se había caracterizado por su aportación ofensiva, por lanzar a la portería contraria. Ni en su anterior etapa, en Segunda B, ni en la actual, en Segunda. Cortar juego, ayudar a sus compañeros en todo el campo, facilitarle el trabajo creativo a Carlos Pita, se confirmaban como sus habituales tareas. Tan poco lanzaba, que casi ni se sabía si le pegaba duro, flojo, colocado, o adonde cayese.
Pero a Quique Setién le gusta que, en la medida de lo posible, todos sus futbolistas contribuyan en ataque. Que sus mediocentros, si hay opción, chuten, prueben fortuna ante la meta contraria. Hasta el año pasado se lo recordaba constantemente al hoy celtista Javi Rey. También se lo pide a Álvaro Peña. Así que no es extraño que Seoane, una de las piezas clave para sustentar el fútbol creativo del entrenador, entre en el mismo juego.
Sí lo es que, desde la contención, haya pasado a una absoluta expansión. De no marcar (ni intentarlo y dejárselo a los compañeros) a hacerlo por partida doble en lo que va de temporada. Y no con un churro, un tanto de rebote, con la rodilla... Sí colocando en el centro de la diana la escuadra rival, y acertando de pleno.
Ante el Jaén, empotró un derechazo al ángulo derecho del portero, desde la frontal. Imparable. Contra el Sporting, anteayer, el más difícil todavía. A más de 30 metros, soltó el látigo y, de nuevo, quitando las telarañas. Dos goles para enmarcar.