Siete jornadas sin ganar han sido sustituidas por otras tres sin perder, con el empate de ayer en La Victoria frente al Real Jaén y los dos triunfos consecutivos precedentes sobre Numancia y Barça B. El Lugo ha vuelto a rentabilizar por decimotercera vez en este campeonato (en 24 jornadas) su mejor aval: no encajar. Ese récord le permite, incluso, arrancar puntos de actuaciones más opacas de lo deseable, como la de ayer. Pero es tal la igualdad en esta categoría, que, incluso, los fallos puntuales defensivos y a nivel individual (ayer fue Pita el que se dejó sorprender en un balón pifiado por su rival), no siempre resultan trascendentales. Por eso, las oportunidades más claras las tuvo el Jaén, pero su remate es tan romo que el Lugo sacó del mismo los mejores dividendos: el empate. Tampoco pasó de ahí, pues tras su pésimo primer tiempo, el equipo de Setién se rehízo parcialmente tras el intermedio, pero arriba volvió a faltarle el último pase para alimentar al solitario Rennella, más aislado que nunca. La salida del debutante Sergio Rodríguez, faltando veinte minutos para el epílogo, dejó las mejores sensaciones ofensivas de los rojiblancos en el partido. Al menos, en destellos. Confiemos en que se confirmen. Esta vez, sí, los dos centrales, Pavón y Jorge, fueron dos seguros por arriba como inédita y feliz novedad. Sin embargo, a De Coz le volvió loco su par, Fran Machado. La trascendencia la tuvo el auténtico puntazo logrado en un campo más que peliagudo y ante un rival directo, al que se le gana el golaveraje parcial. Incluso el descenso queda a 7 puntos y se empata a 34 con el sexto, el Córdoba. No se puede bajar la guardia, aunque el Zaragoza amenace con resarcirse en el Ángel Carro el próximo sábado de su fiasco de ayer ante el filial del Barça en La Romareda.