La Semana Santa es ese período de ocio antes de verano que te permite reencontrarte con amigos y conocidos futboleros. Muchos de ellos chavales con los que coincidí en un vestuario como entrenador y que ya están en la frontera de los cuarenta. Los hay que están en Valencia, en Calahorra o en Coruña. Con todos ellos, la conversación deriva en el fútbol y en el Lugo.
A menudo las personas que están más alejadas te recuerdan el privilegio que es ver cada quince días fútbol profesional en Lugo y la repercusión en el exterior que tienen estos diez años consecutivos del club rojiblanco en la Liga. Son los notarios que cada cierto tiempo necesitamos para valorar las circunstancias que nos acompañan en este momento. Son los aficionados invisibles que lejos del Anxo Carro viven con cariño y nostalgia el crecimiento del balón en su ciudad, en su provincia. Ellos forman parte de la afición, de los seguidores que todo equipo necesita.
Aunque sea ya una empresa, una sociedad anónima deportiva, estas tienen sentido si hay detrás una masa social que les da razón de ser. Porque esto es lo único que siempre estará. Pasan entrenadores, directores deportivos, jugadores, presidentes, directivos, consejos de administración. Todos forman parte de la historia del club, pero el seguidor, ese continua siempre. Y además tiene la responsabilidad de seguir cultivando esa querencia. Merece capítulo especial su implicación y comportamiento en los últimos meses. La relación equipo afición ha ido creciendo a tal punto que nunca el seguidor se ha sentido tan importante, tan trascendental en cada partido.
Hubo seguidores rojiblancos en el Toralín acompañando al equipo. Mucho mérito en todos los desplazados. Los tres puntos se quedaron en el Bierzo porque golpearon al inicio de la segunda parte de forma consecutiva y la pendiente ya fue definitiva. Ganó el que más lo necesitaba, algo que suele ocurrir en este tipo de partidos. Derrota sin trascendencia, únicamente la que suele acompañar a cualquier partido que se pierde. La hoja de ruta no se altera porque este equipo tiene crédito suficiente para acometer cualquier resultado negativo. Siempre ha sabido ganar y ha sabido perder, porque hacerlo de esa manera le prepara mejor para el siguiente envite.
Queda Liga, quedan puntos, quedan partidos porque aquí no se desprecia absolutamente nada, queda para los jugadores porque son responsables y profesionales, queda para los técnicos porque mantener vivo un equipo es su competencia, queda para el club porque siempre es su cometido y queda para los aficionados porque ellos serán los únicos que están y estarán siempre implicados. Los presentes en Ponferrada, los presentes en el Anxo Carro y los que están lejos y vienen de vez en cuando para recordarnos lo que somos, de dónde venimos y lo que costó llegar aquí. Gracias a todos por volver. Gracias por ayudarnos a no perder la memoria.