ulio Díaz, exentrenador del CD Lugo daba de plazo hasta la jornada diez. Nos medio engañaba otorgando al balón bastante protagonismo durante ese tiempo y parecía no importarle los puntos en juego, esperaba que nos diéramos cuenta en lo que realmente éramos buenos y nuestra mayor virtud no residía en el manejo permanente del balón.
Él entendía que era el momento idóneo del primer balance, dos meses de competición, sumados al mes y medio de pretemporada era tiempo suficiente para el recuento del qué y del cómo se había hecho. A partir de ahí el modelo de juego sufría variaciones significativas y lo anterior servía como análisis, estudio y observación. Importante decir que llegábamos a tiempo de cumplir objetivos y en algún caso retos importantes.
El CD Lugo de hoy, instalado en un proceso atractivo, también cumplió su décima jornada. Desde el inicio ha ido desarrollando ligeros cambios. El protagonismo del balón sigue siendo innegociable y la incorporación de los distintos futbolistas incide de manera importante en las variantes y matices que el equipo ha ido introduciendo.
Lo más llamativo puede ser el cambio de futbolista en la posición de pivote. Jugador que sería la extensión del entrenador en el terreno de juego y que, de alguna manera, él por sí solo, o la demarcación que ocupa, manifiesta y representa la singularidad del modelo de juego que persigue el cuerpo técnico.
Variación acaso también vinculada a la necesidad de mayor verticalidad, profundidad y progresión en el juego, incrementando una mayor velocidad de balón y de jugadores. La salida de balón también en largo muestra un registro más que indispensable y que se incorpora de manera natural.
Partido digno el de ayer. Con ritmo e intensidad adecuados. Con emoción y entrega. Balance positivo. Recuento de puntos, corto. Estamos a tiempo de todo.