Todavía con la resaca futbolera de la selección sub-21 a orillas del Miño hay varias reflexiones al respecto. Cada espectador buscó una excusa para acudir al encuentro el viernes pasado. Es evidente que la selección tiene tirón, y ver en directo a la nueva generación que en breve colapsará los medios de comunicación deportivos nacionales e internacionales es un aliciente importante. Atraídos por el espectáculo, gran número de niñas y niños, acompañados por sus padres pusieron un colorido de lo más atractivo. En fin, multitudinaria asistencia, cada uno con su pretexto, pero todos con un denominador común, el fútbol.
El CD Lugo es una sociedad anónima deportiva que tiene como principal producto comercial el ocio y entretenimiento. El club albivermello aspira a tener rentabilidad y eso está estrechamente relacionado con la categoría a la que pertenezca, estar en la liga de fútbol profesional genera unos ingresos que mejorarían su beneficio. Para lograrlo cuenta con profesionales dedicados a la captación de jugadores, unos para formarlos y rentabilizar su contrato, otros para ficharlos y tener un rendimiento inmediato que sostenga al equipo y le permita situarse en las mejores posiciones y categoría posibles. Los traspasos de jugadores especialmente resultado de una buena captación es la base prioritaria para que el balance económico sea óptimo.
La cuestión en la que reflexiono es en la búsqueda de otra captación, en este caso de aficionados. Si el viernes prácticamente se llenó el graderío, es que existen aficionados ocultos que no se animan a dar el paso definitivo y asistir de manera regular al Anxo Carro. Se hace necesario insistir en la tarea de atraer a más personal para que el estadio ofrezca una mayor vistosidad y ambiente. Para esto es importante ofrecer un servicio y atención adecuados. Todos queremos tener cuando consumimos un producto las mayores y mejores prestaciones.
Es lógico pensar que el grueso de los recursos financieros de un club como el rojiblanco estén en el terreno de juego no obstante cuando los presupuestos están ajustados, las ideas y el ingenio tienen que ser los mejores aliados para multiplicar el impacto sin sumar euros. La captación de jugadores en la mayor parte de las ocasiones está en las edades tempranas hasta alcanzar la veintena.
Parece razonable pensar que esos años pueden ser también los adecuados para la captación de otro talento, el del aficionado, el seguidor que no te va a abandonar nunca y que será un acompañante necesario que ayude al crecimiento social del club. Así pues, sería lógico considerar que, en los colegios, en los institutos, en la universidad, se encuentre el presente y el futuro que asegure el remplazo generacional y lo aumente, e incluso en los momentos de flaqueza deportiva, siga sumando y le dé sentido a un negocio que aglutina pasión y gestión a partes iguales.