Los rayos y las enormes precipitaciones causan importantes apagones y salidas de la vía en la ciudad Ni los más viejos del lugar recuerdan una granizada tan impresionante como la que ayer cayó en distintas zonas de la ciudad. Las precipitaciones de hielo hicieron que alguno de los parques coruñeses pareciera cubierto por la nieve. La acumulación de estos meteoritos de agua en la calzada provocó diversos accidentes. Los rayos no quisieron faltar a la fiesta climatológica y también se dejaron notar. Uno de los muchos que se vieron en A Coruña afectó a las conducciones eléctricas cortando el suministro durante buena parte de la mañana. La Universidad fue una de las principales perjudicadas y muchos estudiantes no pudieron formalizar su matrícula.
08 nov 2000 . Actualizado a las 06:00 h.El temporal es caprichoso, unos días trae agua, otros viento y ayer granizo. Sólo falta la nieve y es de esperar que ésta no haga su aparición hasta bien entrado el invierno pero, visto lo visto, nunca se sabe. La tormenta no vino sóla, lo hizo acompañada por rayos. Estos dejaron su particular tarjeta de visita. Uno acertó en un seccionador de un módulo de una línea de la subestación de Sabón que repercutió en la de San Pedro de Visma. Resultado de todo esto: se fue la luz en buena parte de la ciudad. Pasaban escasos minutos de las diez cuando se produjo el apagón. La incidencia no se pudo aislar por telemando desde Unión Fenosa y fue necesario desplazar al personal hasta el lugar para comprobar el alcance de la avería y poder aislarla. Para algunos centros universitarios cuando volvió el suministro eléctrico ya era demasiado tarde para acabar de formalizar las matrículas de muchos de los estudiantes. Por ello se recogieron todas las que se pudieron y se registrarán sin problemas. Tampoco se descarta continuar hoy con el proceso. Para algunos conductores las inclemencias del tiempo trajeron peores consecuencias y las distintas salidas de la vía, a la altura del Materno y en O Burgo, produjeron importantes daños en sus vehículos. Aunque, por fortuna, no hubo que lamentar ninguna desgracia personal de relevancia.