La familia Goya quiere crecer

RUBÉN VENTUREIRA A CORUÑA

A CORUÑA

KOPA

«El bosque animado» sueña con traer a la ciudad dos nuevos premios de la Academia de Cine «Que la suerte te acompañe», le desea Pancho Casal a Manolo Gómez. No marcha a la guerra de las galaxias, sino a la gala de los Goya. La película de Manolo, «El bosque animado», aspira a dos premios. Los reunimos en el Colón. Los españoles que ganaron la Davis se negaron a tocar la «ensaladera» antes de conquistarla. El productor de la cinta de dibujos animados emula a los tenistas. «No lo quiero ni rozar», dice mientras mira el Goya que Pancho goza «en usufructo» por la música de «Sé quién eres».

28 ene 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Gómez se revolverá el sábado en las butacas del Palacio de Congresos de Madrid. Es el dueño de Dygra, la compañía coruñesa que rachó en taquilla con El bosque animado. La película saldrá en vídeo el próximo 6 de febrero: 150.000 copias en VHS y 50.000 en DVD. «Un lanzamiento muy fuerte», resalta Manolo. Ayudaría adornar la carátula con el aval de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. A dos Goya aspira la cinta. El de mejor película de dibujos animados «está complicado», admite el productor. «Están Manolita, que es argentina, y ahora hay una sensibilidad especial hacia ese país. Y Un perro llamado dolor, el filme de Luis Eduardo Aute, que es un autor muy conocido». La otra candidata, La leyenda del unicornio, cuenta menos. No se le ve optimista a Manolo. «Tenemos más posibilidades dentro del apartado de mejor canción», resalta. Confía en Tu bosque animado, un himno a la protección del medio ambiente cantado por Luz Casal. Tiene un duro competidor: Joaquín Sabina, candidato por Semos diferentes, de Torrente 2. El teatro Colón abre gentilmente las puertas para la sesión de fotos entre el engoyado Pancho y el aspirante Manolo. Un compromiso de última hora ha impedido venir a la maquilladora Solange Auimetre, dueña del otro Goya con residencia fija en la ciudad. Las luces se encienden y empieza el espectáculo. Pancho Casal monta su particular club de la comedia. Bromea con Manolo. Le hace entrega del premio, «para que se vaya acostumbrando». Se carcajea de la superstición del productor de El bosque animado, que se niega a tocar el busto. Goya mira desde sus ojos de bronce. Pide más hermanitos coruñeses. A Coruña no se conforma con la parejita. Aspira a ser familia numerosa.