María Pita acoge 25 obras del pintor levantino Navarro Ramón

Rodri García A CORUÑA

A CORUÑA

El artista natural de Altea compartió vivencias con Miró y Picasso La relación familiar con Galicia le llevó a la amistad con Laxeiro, Colmeiro o Lago Rivera

06 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

?odría haber entonado con Serrat aquello de «qué le voy hacer, si yo nací en el Mediterráneo», porque esa luz que envuelve el milenario mar inunda los cuadros de Juan Navarro Ramón. Un total de 25 obras del pintor nacido en Altea en 1903 podrán verse desde hoy en el Palacio de María Pita. Es una exposición que llega a la ciudad después de estar en la localidad natal del pintor y que el magistrado Román García Varela promoviera su presencia en A Coruña. Dos sobrinos carnales de Navarro Ramón, Juana María y Javier Barrio Navarro estarán esta tarde, a las siete y media, en el acto de inauguración. Los dos recuerdan que su padre, José Barro Tourón, era natural de Sarria y este parentesco con Galicia hizo que su tío, Juan Navarro, entablara amistad con un buen número de pintores gallegos, como Colmeiro, Laxeiro o Lago Rivera, «que acabó llevándoselo para Altea». La trayectoria artística de este pintor comenzó, según cuentan sus sobrinos, cuando a los trece años asistía a clases de dibujo y un día uno de sus profesores le espetó a su padre: «No sabe lo que tiene», refiriéndose al talento del joven, al que siempre le atrajo la pintura. De todos modos, su padre le advirtió que de la pintura no se vivía, por lo que opositó a Hacienda y obtuvo una plaza. En 1929 hizo su primera exposición en Madrid, ciudad a la que se había trasladado hacía cuatro años, y uno de los cuadros que entonces mostró, La alquería, podrá verse desde hoy en María Pita. Casado con la catalana Josefina Fisac, que era «compañera, crítica y un poco de todo», recuerdan sus sobrinos, todo transcurría con normalidad hasta el inicio de la guerra, tras lo cual el pintor fue movilizado en la brigada de los intelectuales, donde tenía compañeros como Rafael Alberti. Hizo dibujos de la batalla del Ebro, ahora perdidos, y expuso en 1937 una de sus obras junto con el Guernica, de Picasso, y otros autores en una muestra para pedir el final de la guerra. Obligado a exiliarse en Francia con su mujer, asistió allí al entierro de Machado y estuvo en un campo de concentración. En 1940 regresó a Madrid, volvió a ser recluído en el campo de concentración de Miranda de Ebro y al salir se estableció en Barcelona. Desde allí viaja con frecuencia a París, donde además de exponer y abrir un estudio conoce y trata a Pablo Picasso. Su sobrino Javier recuerda como de pequeño presenció «varias conversaciones con Miró, que era un gran admirador de los fondos de los cuadros de mi tío»; también cuenta como entre ambos artistas, «eran muy amigos», hicieron una curiosa escultura a partir de un bidón de carburo. Navarro Ramón, según cuentan sus sobrinos, viajó y expuso en Alemania, Argentina e Inglaterra, terminando su vida en la localidad catalana de Sitches. Los 25 cuadros que se exhiben desde hoy en María Pita muestran la evolución del pintor, desde sus lienzos figurativos de los inicios hasta las obras de tipo abstracto, las primeras de ellas datadas a finales de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta. Sus sobrinos dicen que toda su vida fue una contínua investigación de la pintura, «que era su gran pasión». Y apuntan un detalle: le fascinaba mirar las nubes durante horas y llevar esas formas a sus cuadros abstractos.