A nivel nacional. «¿Vais a subir los precios?», le preguntó un cliente a Juan Jesús Balay García, propietario de la barbería Fígaro de Arteixo. Acababa de leer en la revista GQ , destinada al público masculino de cierto nivel, un artículo sobre los mejores establecimientos del país dedicados al cuidado de la barba en el que solo aparecía citado un negocio gallego, el de Juan Jesús. «Para nosotros, que estamos en una esquinita, fue una sorpresa, no te puedes imaginar lo que significa que te reconozcan como una de las mejores barberías de España», comenta el profesional, que montó su negocio hace 14 años. Tanta sorpresa fue, que hasta llamó a la redacción de la publicación para saber en qué se habían basado. «Hablé con la persona que lo escribió y me dijo que fue un estudio de mercado en el que tuvieron en cuenta la calidad, el precio y el servicio específico de arreglo de barba», explica Juan Jesús, que está convencido de que vuelven a resurgir las barberías como la suya, en la que se conserva el ambiente clásico. «Aquí viene mucha gente trabajadora que apenas tiene tiempo para nada. El otro día un directivo de una empresa importante me dijo que uno de sus grandes placeres era ir a la peluquería», apunta en el negocio, en el que trabajan otras tres personas que lo mismo te recortan la perilla con la técnica tradicional como te someten a una sesión de depilación láser. Por cierto, no piensan subir los precios.
Hacía tiempo que la inauguración de una tienda no levantaba tanta expectación. En el centro de la ciudad, en la calla Picavia, las hermanas Chábeli y Alejandra Moure abrieron el primer establecimiento en Europa de la cadena venezolana Hugo Espina. «Hay trajes de cóctel, de noche y también tops y faldas con la particularidad de que no hay dos prendas iguales del mismo color», apunta Alejandra, nacida en Caracas, pero de padres oriundos de Vilanova de Arousa. «Decidimos abrir aquí porque vimos que había un nicho de mercado», explica la empresaria poco antes de la fiesta de apertura, a la que acudió el diseñador que da nombre a la boutique , en la que llama la atención el extraordinario colorido. Para la puesta de largo sirvieron un cóctel mientras varios modelos mostraban la nueva colección primavera-verano. Para olvidarse de la lluvia.
El vicepresidente de la Fundación Pedro Barrié de la Maza, José María Arias, recibió ayer la colegiación de honor del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos en un acto que se celebró en la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica, del mismo nombre que la fundación distinguida. «Reconoce el esfuerzo sostenido a lo largo de cuatro décadas de trabajo por apoyar la arquitectura en todas sus vertientes. Un apoyo iniciado en los años sesenta cuando Pedro Barrié de la Maza comenzó los contactos con el ministerio de la época que fructificaron en esta escuela», destacó Arias durante su intervención. Asistieron José María Barja , rector de la Universidad; Roberto Medín , presidente del colegio; Jaime Núñez , director del centro; José Antonio Otero , presidente del consejo general, e Ignacio de Juan , presidente del consello galego. En el acto también se entregaron los premios a los mejores proyectos fin de carrera y al mejor expediente académico. Francisco Javier Carro Castro recibió dos distinciones por ser el alumno con mejor expediente y a la vez ser el autor del mejor proyecto fin de carrera. En este apartado el segundo más destacado fue José Manuel Rodríguez Pérez y hubo tres accésits, para Pamela Sachocos Seco , Juan Carlos Babío Ríos y Rebeca Blanco Lorenzo .