Solange Aumaitre, la primera coruñesa que ganó un premio del cine español, vive ahora entre su casa de la avenida de Hércules y su apartamento de Ibiza
02 feb 2009 . Actualizado a las 12:35 h.En un alto y venteado piso de la avenida de Hércules, una estantería custodia el primer premio Goya que llegó a la ciudad, allá en enero de 1994, por obra y arte, sobre todo arte, de la esteticista Solange Aumaitre Marcelino. Hoy, día en el que se entrega la 23ª edición de los galardones nacionales de cinematografía, repasamos la biografía y la trayectoria de Solange, que se crió entre las aulas del colegio de las Esclavas y creció en medio de la vanguardia creativa que alumbraba A Coruña en las décadas de los 70 y los 80.
Solange, de padre parisino afincado en A Coruña y madre madrileña, mereció el Goya de maquillaje y peluquería por su trabajo en Tirano Banderas, una superproducción rodada en diferentes localizaciones de Cuba en el verano del 1993, producida por Víctor Manuel y que contaba con Ana Belén, Javier Gurruchaga y Quique San Francisco entre sus protagonistas, junto a otras figuras como Juan Diego o Fernando Guillén.
La profesional guarda un excelente recuerdo de aquel periplo caribeño, a pesar del calor que tuvieron que soportar, aunque difícilmente podía imaginar que supondría un trampolín hacia la fama y el reconocimiento en Galicia y el resto de España. La entrega de premios se celebró el 21 de enero del 94 en el Palacio de Congresos de Madrid, en una ceremonia que había estado marcada por un galardón honorífico que recibió Tony Leblanc y en la que Berlanga acaparó las estatuillas más cotizadas con la película Todos a la cárcel. Tirano Banderas tampoco se quedó corta, con seis premios para un total de siete nominaciones, y Solange Aumaitre dedicó su triunfo a sus compañeros de rodaje tras recibir el busto de Goya de manos de Inocencio Arias. Después, en la fiesta posterior a la gala, conversó animadamente con la ministra de Cultura, Carmen Alborch. Como curiosidad, apuntar que compartió el premio con otra maquilladora llamada Magdalena Álvarez, que nada tiene que ver con la actual ministra de Fomento.
Paco Rabal
La coruñesa ya era maquilladora habitual en producciones cinematográficas y televisivas gallegas, pero aquello le sirvió para situarse en la élite nacional. Después de Tirano Banderas, trabajó en La novia de medianoche, con Paco Rabal y Nancho Novo, y continuó su trayectoria con una serie de televisión de José Frade localizada en la Comunidad de Madrid, en una pequeña localidad situada entre Pinto y Valdemoro.
De vuelta en A Coruña, Solange trabajó durante dos años en el Palacio de la Ópera con el Festival Mozart y con el paso de los años empezó a pasar más tiempo en su casa de Ibiza, dejando paso a las nuevas generaciones de maquilladores. «Ahora ?dice?, sigo allí con algunas cosas de maquillaje, sobre todo con el grupo Pachá, y hago beauty consulting.
En Ibiza hay muchos famosos, y el pasado verano maquillé a gente como Massiel o Antonia dell? Atte. También trabajo mucho ?añade? con el fotógrafo Toni Riera». De ingrato recuerdo es su colaboración en una gala de la firma J&B, «que se desarrolló en medio de un huracán de estos que tenemos ahora y en donde me desapareció el maletín de trabajo».
Este invierno, Solange se encuentra en A Coruña. En Navidad preparó a algunas mujeres de la sociedad local para asistir a fiestas, aunque ahora su preocupación es otra muy diferente. «Los inviernos los paso aquí, en mi casa de Monte Alto ?comenta?. Me dedico a acompañar a mi padre, un hombre ya mayor, y en general me gusta estar con la familia».
Manquiña
Compartiendo unas horas con Solange en lugares veteranos de A Coruña, y echando de menos el pub O Patacón, el cronista puede comprobar el cariño que sigue recibiendo de sus conocidos y de sus numerosos compañeros de viaje por la vida, por el día y la noche de la ciudad. En la charla salen a relucir sus comienzos en los incipientes ambientes culturales de A Coruña, con su admirado Manquiña, Gonzalo Uriarte o Xavier Villaverde, «el primero que se metió a fondo en la imagen», recuerda. Villaverde rodó dos cortos, Veneno puro y Viuda Gómez, y Solange les ayudó con el maquillaje y la peluquería. El experimento salió bien y ahí se quedó, hasta convertir este oficio en su profesión.
«Xavier se fue a Madrid a rodar Continental, en el 89, y ese fue mi primer largometraje ?rememora?. Después, trabajé mucho en la productora Voz Audiovisual, con el inolvidable López de Alba, rodando series como Lendas, y también impartí clases en la Escola de Imaxe».
Escultura
Aumaitre se casó con Mon Vasco, un brillante escultor que murió muy joven y con el que tuvo su único hijo, Hugo. Tiene difícil olvidarle, ya que muy cerca de su casa, en una rotonda ubicada frente a la Casa de los Peces, el Ayuntamiento coruñés colocó hace años la escultura Aperta, de Mon, a la que casi puede acariciar desde su ventana. «Con Mon viajé mucho y pasábamos largas temporadas en Ibiza; él hacía esculturas de barro», cuenta.
Otra faceta, siempre ligada a la farándula y a la vida cultural, fue su paso por la galería de arte Mestre Mateo, que estaba situada en la calle Real. «Traíamos mucha vanguardia europea, fue una etapa muy buena», recuerda. Esta noche, la musa de una generación local verá los premios de la Academia desde la tranquilidad del sofá. Nadie le podrá quitar su Goya.