Atónitos quedaron ayer miles de padres de media Galicia cuando al levantarse vieron que en las carreteras no había ni hielo ni nieve, que la jornada se limitó a ser bastante fría, pero que pese a todo sus hijos no podían acudir al colegio por decisión del Gobierno autónomo. Los problemas se centraron, prácticamente, en la provincia de Ourense, interior de Pontevedra y al sur de Lugo. Con este panorama, de atónitos los padres pasaron a enfadados, porque el cierre de todos los colegios de Galicia parecía exagerado.
Que garantizar la seguridad de los niños sea prioritario no justifica que el Ejecutivo tome una medida excesiva. Especialmente, cuando la predicción meteorológica en la que la Xunta basó la decisión de cerrar los colegios (la de la Aemet y que era más alarmista que la de MeteoGalicia) ya reconocía que en media Galicia no existía ningún riesgo.