Obras de Navarro, Márquez, Mozart, Soutullo? Ainhoa Arteta, soprano. Borja Quiza, barítono. Orquesta y Coro Gaos. Fernando Briones, dir.
Por segundo año la Institución Benéfico Social Padre Rubinos ha celebrado un concierto solidario. A la oportunidad de poder continuar con su admirable labor, se unía aquí la ocasión de disfrutar de un programa muy atractivo a través de una estimulante colaboración entre la experiencia de una artista muy querida en la ciudad, la soprano Ainhoa Arteta, junto a un barítono coruñés en alza, Borja Quiza, y una orquesta y un coro, Gaos, formados por jóvenes de los conservatorios gallegos.
El éxito fue rotundo, con casi tres horas de música que concluyeron con el público que abarrotó el Colón puesto en pie aclamando una y otra vez a los artistas convocados; pero si el acierto organizativo se traduce además en nuevos apoyos para la buena causa de Padre Rubinos (que próximamente inaugurará la nueva sede que ha proyectado la brillante arquitecta coruñesa Elsa Urquijo) el triunfo habrá sido doble.
Musicalmente hay que destacar, de la primera parte, la posibilidad de escuchar el bello poema sinfónico El arca de Noé, del joven compositor alicantino O. Navarro, miembro de esa esperanzadora remesa de autores que ajenos a los dictados del integrismo vanguardista han decidido retomar la senda de la comunicación con el público, buscando para sus fines la expresión más adecuada. Obra de exquisita factura, sugerente y descriptiva, gustó mucho y obtuvo de la Gaos una interpretación magnífica.
El nivel general de la orquesta bajó algunos enteros en la segunda parte, con un Mozart falto de viveza y un Intermezzo de Cavalleria rusticana algo anémico de expresión; pero gracias a la esmerada labor de su director, Fernando Briones, mantuvo el aplomo en los acompañamientos en arias y dúos. Especialmente logrado fue el momento de la Plegaria de la ópera de Mascagni, con el coro soberbio y Arteta reconvertida para la ocasión en una admirable Santuzza. A Borja Quiza, ninguneado por algunas instituciones locales pese a ser uno de los más prometedores valores de la lírica, seguramente le pasó factura el cansancio. Llegó el mismo día del concierto después de haber cantado, la noche anterior, un impresionante Barbero de Sevilla en el Communale de Florencia, el teatro de Zubin Mehta. Pero su juventud y arrojo le permitieron mantener el tipo y mostrarse como un seguro conde mozartiano y especialmente emotivo en Lela, con el magnífico arreglo de Juan Durán para el cedé de canciones gallegas que el año pasado grabó en esta ciudad Cristina Gallardo-Domâs.