A Coruña busca su hueco en el futuro

A CORUÑA

18 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El pasado lunes arrancó el camino hacia el futuro de la ciudad. Casi doscientas personas, de todos los segmentos de la sociedad, acudieron a la llamada del Ayuntamiento y la Fundación Metrópoli para empezar el diseño de la hoja de ruta que debe situar a A Coruña y su comarca en un mapa en el que dos tercios de la población mundial, la que reside en áreas urbanas de menos de un millón de habitantes, tiene puesto sus ojos.

Ese mismo lunes, a la una de la tarde, el alcalde, Carlos Negreira, y el presidente de la Fundación Metrópoli, Alfonso Vergara, que diseña el Coruña Futura, se reunieron con la oposición. Acudió todo el gobierno municipal, las socialistas Mar Barcón, Nieves Vázquez y Gloria del Valle, la nacionalista Ermitas Valencia y César Santiso, de Esquerda Unida. Escucharon los proyectos y no hicieron ni una sola pregunta, ante la sorpresa del redactor del plan. El problema es que uno de los objetivos de la Fundación es contar con el máximo consenso, para que Coruña Futura quede al margen de futuros avatares electorales. La única pregunta de la oposición versó sobre el calificativo de «200 sabios» para los participantes en la encuesta vespertina. Ojalá sus aportaciones lleguen en fases sucesivas. El proyecto de futuro de la ciudad necesita del concurso de todos.

Aferrarse al cargo. Otro de los clásicos de la política son las luchas cainitas en los partidos políticos que no alcanzan sus objetivos políticos. Francisco Caamaño es un ejemplo. Llegó con las bendiciones de todos los sectores del PSOE, a pesar de que su trayectoria primero como asesor de Fernández de la Vega y luego como ministro de Justicia provocó muchas de las polémicas que ahora azotan a su partido (el Estatut o el indulto a Alfredo Sáenz). Las bases, deseosas de caras nuevas, apostaron por él. Pero la ilusión pronto se tornó en amargura. Causó incendios con sus listas, amenazó con irse y lo negó y, por último, se convirtió en el primero en pedir la cabeza de Pachi Vázquez alegando los malos resultados del ourensano y ocultando que las cifras de su provincia son las peores de las últimas citas electorales. Ayer, cosechó toda clase de reproches de los que hace apenas un par de años le votaron. Lejos de sentirse afectado, sonrió y anunció que seguirá en la misma línea. ¿Hacia dónde?

Y lo de Sada es mucho. El esperpento de la política no es patrimonio de unos pocos. Hace escasas semanas, vimos como un condenado por estafa se atrevía a dar lecciones de regeneración democrática. Y esta misma semana hemos podido comprobar como el eterno Ramón Rodríguez Ares dejaba al fin su acta de concejal tras ser inhabilitado hace meses y jugar al escondite con una sentencia que tenía todo el mundo menos el Concello de Sada. Moncho ya amenaza con volver antes de irse, a pesar de sus 72 años (que serán 75 en el 2015) y el largo historial de denuncias que acumula en su mochila. ¿Es tanta la erótica del poder?